A un mes de conmemorarse los aniversarios natal y luctuoso de Ernest Hemingway (Oak Park, Illinois, 21 de julio de 1899-Ketchum, Idaho, 2 de julio de 1961), el autor fue recordado por construir un estilo único, tomar en serio el oficio literario y por ser una de las figuras claves dentro de la novela contemporánea.
El análisis de la obra y la trascendencia del escritor y periodista se realizó el jueves pasado en el programa República de Lectores que organiza en su cuenta de Facebook el Fondo de Cultura Económica (FCE). En la transmisión participaron Eduardo Limón, Ramona Flowers y Medardo Landón Maza, quienes intercambiaron opiniones sobre el novelista y cuentista.
Para Eduardo Limón, Hemingway es un autor fascinante y poderoso, con una personalidad profunda. “Se ha convertido en una leyenda contemporánea, más allá de ser un betseller cotidiano. Fiesta y El viejo y el mar son libros que se venden diario, entre muchos otros; Por quién doblan las campanas, se debe vender cada día en algún lugar de Occidente”.
Vida intensa
Limón sostuvo que Hemingway “está llamado a convertirse en un verdadero clásico”, y que más allá de la construcción de su obra se encuentra en el centro una personalidad literaria creativa con mucha intensidad de vida.
“Si se le quita la Segunda Guerra Mundial, el desembarco en Normandía, la etapa en Italia durante la Primera Guerra Mundial, en la que fue conductor de ambulancia, los trabajos periodísticos que realizó de corresponsal de guerra entre dos de sus matrimonios, y esta forma muy intensa de catar la vida, a Hemingway se le cae la mitad del apellido, quien sabe qué personaje sería.”
En la charla, Limón, Flowers y Landón Maza expresaron que la vida de Hemingway estuvo marcada por la violencia, ya que participó en la primera y segunda guerras mundiales, sufrió dos accidentes aéreos y, al final de su vida, se suicidó.
Flowers recordó que uno de los preceptos en la escritura de Hemingway fue hacerlo sobre lo conocido y lo vivido, ya que se tomaba muy en serio el oficio literario, lo “respetaba. Fue un hombre que hizo de todo, grandes safaris, sobrevivió a dos guerras, se casó cinco veces y enfrentó dos accidentes de aviones, y la pulsión del suicidio estuvo latente y al final lo concretó.
“Su obra está atravesada por esa confrontación con la muerte; todos sus personajes se muestran tangibles pero al final es difícil acceder a ellos, parecen pensar demasiado y sufren experiencias terribles”.
Su eje, la búsqueda de justicia
Sobre los personajes femeninos del escritor, Flowers comentó que retrató a las mujeres como personajes pasivamente aburridos bajo el efecto de la impaciencia; como ejemplo mencionó a Margaret, de La breve vida feliz de Francis Macomber. También dijo que en gran parte la conducta del autor y su hipermasculinidad se debe a su madre, que en sus primeros años lo vistió de mujer.
Medardo Landón mencionó que para Hemingway no valía la pena ninguna obra narrativa si no tenía como eje la búsqueda de la justicia, así que él llevó el relato de la República española, y ahí está Por quién doblan las campanas.
“Muchos testimonios apuntan a que estaba dividido por la constante violencia, una hostilidad con el mundo, peleándose con sus demonios, y por una profunda debilidad; cuando uno se acerca a sus palabras, respecto de su proceso de escritura, hallamos a alguien que está al filo con algo que pueda ocurrir dentro de su proceso creativo”, explicó.
Tras el análisis sobre la obra de Hemingway, República de Lectores continuó con recomendaciones de la colección Vientos del Pueblo, así como de la publicación Mujeres de Eduardo Galeano, de Siglo XXI Editores.