Mientras los ganaderos tuvieron aumento en el costo de producción de leche por el incremento del precio de granos y de soya en casi 35 por ciento, el monto que la industria lechera paga por el lácteo no cubre sus gastos. El precio más alto lo hace la paraestatal Liconsa, con alrededor de 8.20 pesos, pero es sólo para cerca de 6 mil 500 productores, de 250 mil que hay en la nación.
Esto señaló Salvador Alvarez Morán, tesorero de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG) y presidente del Gremio de Productores Lecheros, al explicar que actualmente los costos de producción son de 8.50 pesos por litro. La industria lechera compra el litro entre 6.50 y 7.50 pesos.
México produce 12 mil 500 millones de litros de leche al año, mientras el consumo nacional es de alrededor de 15 mil millones de litros, por lo que el país es deficitario; además, las importaciones de leche en polvo no tienen aranceles, señaló en entrevista.
Durante las negociaciones del T-MEC no se abrió este producto porque se dijo que funcionaba bien, con la libre importación y con una producción deficitaria y con un producto altamente subsidiado de otras naciones, la mayoría de las industrias del lácteo se surten con esas compras, indicó.
Industriales prefieren importar leche en polvo
Sostuvo que de leche en polvo las importaciones al año son en promedio de 280 mil toneladas, las cuales el año pasado bajaron, pero este año comenzaron a repuntar. Por cada kilo de leche en polvo se obtienen 10 litros del lácteo, indicó. Las empresas para no pagar a los productores nacionales se apoyan en la importación de leche en polvo, la cual es descremada y tiene un valor menor al de la fluida, precisó.
Mencionó que con la paraestatal Liconsa, y con el anunció del precio de compra de 8.20 pesos el litro, en 2018 se crearon muchas expectativas, pero sólo se adquiere alrededor de 7 por ciento de la producción nacional.
En relación con los impactos por la sequía, advirtió que en el Altiplano los ganaderos estaban en busca de insumos, pero ya se generalizó la lluvia y la gente ya empieza a sembrar, “los forrajes, maíz o alfalfa prácticamente ya se habían acabado”.