Moscú. Aunque vacunarse contra el Covid-19 o declinar la posibilidad de hacerlo es una decisión que, por ley, cada persona tiene el derecho de tomar de manera voluntaria, el alcalde de Moscú, Serguei Sobianin, decretó ayer la inoculación obligatoria –con cualquiera de los biológicos que tienen registro para uso de emergencia– de los trabajadores que, en función de su actividad profesional, tienen contacto con otras personas.
La orden, por ahora, afecta a 60 por ciento de todos los empleados de tiendas, supermercados, restaurantes, cafés, bares, salones de belleza, peluquerías, gimnasios, tintorerías, lavanderías, bancos, correo y centros de servicios municipales.
Asimismo, se refiere –entre otros– a maestros de escuela, profesores universitarios, médicos, enfermeros, conductores de transporte público, taxistas, todo aquel que preste servicios en museos, bibliotecas, salas de exposiciones, cines o instalaciones deportivas.
Los propietarios o directivos de cada empresa, institución u organización tienen la obligación de seleccionar a los empleados que deberán recibir la primera dosis antes del 15 de julio y la segunda, como máximo el 15 de agosto.
Sobianin, quien emitió el decreto basándose en la recomendación de la médica sanitaria principal de Moscú, Yelena Andreyeva, afirma que “la vacunación es la única defensa efectiva que hay para evitar la muerte de miles de moscovitas” y –sostiene– “tenemos la obligación de hacer todo para llevar a cabo a la brevedad posible la vacunación masiva y detener la terrible enfermedad”.
A modo de justificar una medida extraordinaria que va contra la ley, reflexiona: “cuando uno deja de estar encerrado en su casa, al acceder al ámbito social entra en contacto con otras personas, de manera voluntaria o no, se convierte en parte activa del proceso epidemiológico y existe el riesgo de volverse un eslabón de la cadena de contagio del peligroso virus”.
Para el alcalde, la situación en la capital rusa sigue siendo dramática: en los días recientes el número de contagios creció 80 por ciento y la hospitalización de enfermos graves, 70 por ciento.
En tanto, recordó Sobianin, en Moscú y sus alrededores viven cerca de 20 millones de personas, de las cuales apenas un millón 800 mil han recibido al menos una dosis del biológico.