Las economías de América Latina demorarán años en recuperarse de una caída del empleo formal derivada del shock económico de la pandemia de Covid-19, y el impacto en la región podría causar pérdidas de ingresos más profundas de lo pensado anteriormente, alertó el jueves el Banco Mundial (BM).
En este escenario, dijo, los trabajadores menos calificados suelen ser los más afectados, algo que exacerba las desigualdades persistentes en la región.
En un estudio sobre los trastornos a mediano y largo plazo del mercado laboral en América Latina y el Caribe en el que repercute el escenario del Covid-19, el organismo identificó crisis previas en países como México, Brasil y Chile que derivaron en pérdidas sustanciales de trabajo y deterioro de las condiciones de empleo.
Destacó la crisis de deuda brasileña, los efectos de la crisis financiera asiática en Chile y el impacto de la crisis mundial de 2008-2009 en México. En ninguno de los casos se materializó una recuperación rápida en términos laborales, de manera que la curva de empleo experimentó una desviación muy negativa a causa de estas crisis, algo que, lejos de revertirse, se profundizó con el paso del tiempo.
El estudio indica que, en promedio, tres años después de una recesión se pierden 1.5 millones de empleos en la región, con una contracción de tres por ciento en el empleo formal y una expansión del empleo informal. La crisis actual podría ser incluso peor y provocar una contracción de 4 por ciento en el empleo formal.
Por lo que “es fundamental centrarse en los trabajadores porque los impactos a largo plazo de las crisis sobre los mercados laborales pueden generar pérdidas de ingresos más profundas de lo que se creía anteriormente”, señaló la investigación.
“Muchos trabajadores no se sobreponen por completo, ni siquiera a largo plazo; los ingresos se mantienen bajos y sus carreras profesionales se deterioran. Quienes más pierden, pierden mucho”, expresó.
En un reflejo de la marcada disparidad global, dijo, los trabajadores menos calificados sufren más efectos permanentes en América Latina, en tanto que los empleados con más estudios e ingresos son sujetos ajustes de menor magnitud y más breves tras las recesiones.
Además de la urgencia de un marco sólido de políticas macroeconómicas contracíclicas, el BM añadió que son necesarios más estudios para comprender los esquemas de trabajo informal y formal en la región y las transiciones que se generan entre ambos frentes cuando ocurre un shock económico.