La escritora Rosa Nissán (Ciudad de México, 1939) recibió un homenaje virtual de parte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) con motivo de su cumpleaños 82. Fue acompañada por Elena Poniatowska y Car-men Gaitán.
“Elena hizo de mí una escritora”, dijo categórica la autora de Novia que te vea (1992), aunque reconoció que le “intimidaba”. Poniatowska, sin embargo, “con su sonrisa y sencillez impresionante me invitó a su vida. Antes de ella no tuve otro modelo de una mujer que dijera quiero ser como ella”.
Nissán, quien estudió periodismo en la Universidad Femenina de México, no aspiraba a ser escritora. Incluso, no quería ser mujer, sino luchadora para pegarle a su hermano, quien gozaba de muchos privilegios. Ser mujer significaba casarse, ser mamá y luego abuelita. “Quiero tener tiempo para aclarar un poco esto de la maternidad, porque estamos atados a una estructura patriarcal demasiado fuerte, que me tiene todavía atenazada.
“Quiero tiempo para aclarar por qué a través de la maternidad nos esclavizamos. Por qué hay tantas reglas para ser una buena madre, pero no buenas con nosotras. Qué bueno que soy mamá, abuela y soy yo misma. Es una lucha que tenemos todas las mujeres para comprometernos con nosotras mismas. Todas estamos camino hacia allá, tratando de llevar a todas las otras con nosotras, a su propia vida.”
Poniatowska recordó la primera vez que Nissán llegó a su taller: “Cuando empezó a participar pensé que era original, única, porque no tenía empacho de ver con ojos de libertad a la colonia judía a la que pertenecía y pertenece en México. Me llamó la atención su capacidad de ir hacia la libertad, de volar. Como si ella fuera la rosa que se abre a todo, ya que no tiene miedo, que no juega baraja en las tardes, que no cuida tanto a sus hijos como las demás madres. No sigue las reglas de una sociedad que la encerraba. Creo que esto le costaba. Bueno, a todos nos cuesta mucho romper tabúes. Rosa se volvió para mí la más entrañable de mis alumnas”.
La ganadora del Premio Cervantes 2013 añadió: “La sensibilidad de Rosita, su enorme inteligencia emocional, su capacidad de ver a los demás, su protección de sí misma para no caer en la autodestrucción en la que caemos muchas veces las mujeres, que ante los obstáculos decidimos eliminarnos, es una lección para la literatura mexicana y para todas las mujeres”.
Gaitán agradeció que Poniatowska haya sabido “exprimir el jugo de esta exuberantísima naranja sefaradí, que fuera por años prisionera en una jaula de oro”. Mundo al que “Rosa supo encarar y voltear la espalda para ser ella misma. Hizo del cautiverio un mundo aparte y supo que escribir está relacionado con lo más profundo de la persona. Su sabiduría fue decisiva”.
La subdirectora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Laura Ramírez Rasgado, abordó la libertad de Nissán: “Prejuicios, convencionalismos, impedimentos y prohibiciones con los que se nace al ser mujer fueron eliminados en su andar y su historia”.