Las tragedias en la vida de Brian Wilson, uno de los fundadores de los Beach Boys, son una historia bien conocida. Es un sobreviviente de casi 80 años que tiene que ser apoyado personal y profesionalmente de forma que nunca antes había vivido.
La puesta al día es el punto central del documental Brian Wilson: Long Promised Road, que se estrenará en el festival de cine Tribeca de Nueva York.
El corazón de la cinta es una serie de trayectos por el sur de California. Ahí Wilson y Jason Fine, editor de la revista Rolling Stone, hablan, escuchan música y ocasionalmente paran en restaurantes. Hay un nivel de comodidad entre los dos.
Un padre abusivo y una enfermedad mental
Wilson tuvo que lidiar con un padre abusivo y difícil de tratar. También padeció una enfermedad mental que lo hacía escuchar voces que menospreciaban; los miembros de la banda, que constantemente se resistían a ir a donde él quería llegar musicalmente, y si a esto se agregan años de consumo de drogas, un terapeuta charlatán que lo mantuvo cautivo durante una década y la muerte temprana de sus hermanos menores, ya es demasiado.
“No merece elogios por su música”, dice Elton John en el documental, sino “por su vida personal”. En la cinta también aparecen Bruce Springsteen, Don Was y Linda Perry, que también describen el trabajo de Wilson como único y duradero.
El director del documental, Brent Wilson, que no tiene relación con el músico, contactó a Fine luego de que sus intentos con Brian no dieran frutos. Explica que sus propias experiencias con el cantante le han enseñado que “estar ahí cuando está dispuesto a hablar siempre ha sido muy importante para Brian”. Así que ambos llegaron a grabar unas 70 horas.
“No sentía que la historia de Brian hubiera sido hecha adecuadamente. Creo que a menudo es visto como recluso, víctima o como alguien que se incendió… perdió su camino”, dijo Fine. “Así no es como veo a Brian. Desde que lo conozco lo he visto como un héroe, a una persona valiente, que regala fuerza e inspiración a todos los que van a sus presentaciones.”
En la película, Fine detiene su automóvil afuera de la antigua casa del hermano de Wilson, Carl, quien murió de cáncer a los 51 años, en 1998. Fine sale del auto mientras Wilson quiere quedarse en el asiento del copiloto; la cámara lo capta derramando una lágrima.
Son momentos profundamente incómodos, que rayan en el abuso. Wilson es claramente un alma dañada, y por su bien, a veces uno se pregunta si hubiera sido mejor darle la dignidad de la privacidad. Pero Fine no lo ve así.
“Todo está hecho bajo los términos de Brian, de acuerdo con su comodidad”, aseguró.
Una vez, después de un concierto, Wilson dijo a Fine que siempre lo había dudado, pero que ahora pensaba que la gente amaba su música y que estaba haciendo lo que se suponía debía de hacer.
“Uno pensaría que eso era algo que él sentiría durante los últimos 60 años, estar en el escenario con la gente cantando y gritando su música. Creo que siente el amor y creo que eso es enorme”, dijo Jason.
Aunque los nervios sacaron a Wilson de escena por el peso del éxito de los Beach Boys, ahora le gusta tocar, asegura Fine. Tal vez ha aceptado que ha hecho cosas que significan mucho para otros, dice el periodista.