En el “momento más agudo de la pandemia por Covid-19” y sus consecuencias económicas, 50 por ciento de las personas trabajadoras del hogar perdió su empleo en América Latina, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En el mundo hay al menos 75.6 millones de trabajadores domésticos. La mayoría, 61.4 millones (81.2 por ciento), labora en la informalidad, quedan en la vulnerabilidad y se enfrentan a “algunas de las peores condiciones de trabajo”, al carecer de “acceso efectivo de protecciones sociales y laborales”.
Al publicar el reporte Hacer del trabajo doméstico un trabajo decente: Avances y perspectivas una década después de la adopción del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011, la OIT recordó el “histórico” Convenio 189 sobre los derechos de este sector “que fue aclamado como un importantísimo avance”. No obstante, 10 años después de su adopción “siguen luchando por la igualdad” y el empleo digno.
El informe señala que la pérdida de empleos es “sistemáticamente mayor” en este sector en comparación a la de otros. En países de las Américas alcanzó tasas de entre 25 y 50 por ciento, mientras en otros asalariados fue inferior a 15 por ciento.
El trabajo doméstico, indica el documento, sigue siendo un sector con una presencia femenina sustancial (57.7 millones), es decir, 76.2 por ciento de las personas con esta ocupación.
En el caso de México, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), hay 2.3 millones de personas trabajadoras del hogar, y nueve de cada 10 son mujeres.
En esa misma proporción, 97 por ciento no contaba con seguridad social; 77 por ciento de las trabajadoras domésticas realizaba labores de limpieza y atención del hogar y 9 por ciento se dedica a los cuidados de otras personas, de acuerdo con un informe del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) al Congreso de la Unión.
En mayo, el IMSS reportó que 32 mil 899 personas se afiliaron al programa piloto para la incorporación de personas trabajadoras del hogar, el cual se encuentra en su segunda fase de aplicación. En 2019, México ratificó el Convenio 189 y en julio de 2020 depositó dicho instrumento de la OIT.
“La crisis [sanitaria] ha puesto de relieve la necesidad acuciante de formalizar el trabajo doméstico a fin de que quienes se dedican a ello accedan al trabajo decente”, señaló Guy Ryder, director general de la OIT.