Especializado en ser el más joven ocupante de diversos cargos públicos, Manuel Velasco Coello es un político a la vieja usanza, pleno de vicios y estilos de la escuela tradicional, acostumbrado al despilfarro, la frivolidad y la muy indicativa “irregularidad” en el manejo de los fondos públicos.
Militante directivo del negocio de las cuatro mentiras, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Velasco, llamado El Güero, cumplió desde la gubernatura de Chiapas un papel de enlace entre el peñanietismo priísta y el agigantamiento electoral del obradorismo morenista en 2018. Uno de sus operadores directos, David León Romero, está incluso acusado de entregar fondos a Pío López Obrador, según una apaciguadora videograbación difundida por los mismos verdes en un momento de tensión entre Palacio Nacional y el ex presidente priísta de origen mexiquense.
Sumamente exhibida la relación especial de Velasco con el candidato y con el luego presidente Andrés Manuel López Obrador (relación propiciada por el abuelo del primero, Fernando Coello Pedrero), casi estatuido como uno de los personajes de mayor apapacho en el primer círculo de la llamada Cuarta Transformación (4T), el mencionado Güero sirvió de promotor y aval de los acuerdos entre Morena y el Verde, que en 2021 le dieron a éste decenas de diputaciones federales (que por sí mismo no habría ganado el PVEM) y una gubernatura, la de San Luis Potosí, que llevó a Mario Delgado a hacer desfiguros enormes en esa entidad para debilitar al partido guinda y cumplir el pacto en favor de una carta marcada, Ricardo Gallardo Cardona.
Pues bien, ya con las ganancias en sus alforjas, el Verde advirtió en días pasados que no se limitaría a Morena en sus negociaciones con partidos en la Cámara de Diputados. Tal pronunciamiento sonó a su clásico chantaje.
Y días después se difundió, mediante un diario capitalino empresarialmente antiobradorista y del instrumento de presión política y mediática fundado por Claudio X. González, que el Servicio de Administración Tributaria había auditado al gobierno de Chiapas en 2019 y 2020 y había encontrado operaciones inexistentes o simuladas por más de 500 millones de pesos.
Velasco Coello declaró ayer al mismo diario empresarialmente antiobradorista que “en política no hay casualidades. Yo no me voy a dejar amedrentar; lo digo con toda firmeza y claridad”. Además, según la nota firmada por Carlos Álvarez, el actual coordinador de los senadores del Verde habría dicho “que no entendía cuál es ‘la molestia’ que pudo haber generado al titular del Poder Ejecutivo federal, el que hubiese declarado que todas las voces deben ser escuchadas”, y “lo que también vemos es que el SAT se ha venido utilizando como medio de presión política”.
Como suele suceder en el Verde, estas fintas pueden quedar subsanadas con algún arreglo que dé más ganancia a estos tradicionales vividores de la política. Lo lamentable es que el gobierno de la regeneración nacional siga en enredos tácticos con este grupo y le siga dando fuerza y vigencia, que ahora o más adelante pueden ser usadas contra la propia 4T.
A reserva de un análisis más detallado, ha de decirse de entrada que la anunciada propuesta presidencial para desaparecer la vía de representación proporcional, llamada plurinominal, para alcanzar cargos legislativos, es de alto valor efectista, pero no significa por sí misma un cambio a profundidad en el esquema de representación popular en las cámaras. Las candidaturas pluris fueron pensadas para dar presencia a las minorías (Morena lo será, en algún momento) y para habilitar cuadros técnicos o intelectuales que no ganarían por la ruta de la mayoría relativa. De este tema y del INE a renovar se hablará con más amplitud más adelante.
¡Hasta mañana, con el reconocimiento, en forma de futura iniciativa presidencial, de que la Guardia Nacional nunca fue civil, como se prometió, sino plena e inequívocamente militar!
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