Ginebra. Los presidentes Joe Biden y Vladimir Putin concluyeron su reunión de este miércoles con un acuerdo para reinstalar a sus respectivos embajadores en Moscú y Washington, y con un plan para comenzar a trabajar en un remplazo para el último tratado vigente de limitación de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia.
Pero ambos gobernantes presentaron puntos de vista muy distintos sobre problemas latentes, como los ataques cibernéticos provenientes de Rusia.
Putin insistió nuevamente en que su país es totalmente ajeno a esos ataques, aunque los servicios de inteligencia estadounidenses indican lo contrario. Biden, por su parte, afirmó que dejó claro a Putin que si Rusia cruzaba ciertas líneas rojas —como ir tras infraestructura importante en Estados Unidos—, su gobierno respondería y “las consecuencias serían devastadoras”.
En una conferencia de prensa posterior a la cumbre, se preguntó a Biden si Putin cambiaría su proceder.
“Dije que lo que cambiará el comportamiento de ellos es si el resto del mundo reacciona” de una forma que “les rebaje su posición en el mundo”, declaró Biden. “No estoy seguro de nada. Sólo estoy enunciando un hecho”.
Los dos mandatarios dejaron entrever que las conversaciones fueron constructivas a pesar de las enormes diferencias que persisten entre ambas naciones.
Putin dijo que “no hubo hostilidad” durante las tres horas de conversaciones entre ambos, una sesión que finalizó más rápido de lo previsto.
Cuando concluyó la cumbre, Putin fue el primero en describir los resultados en una conferencia de prensa a la que sólo asistió él, seguido de Biden poco después. Biden señaló que discutieron “durante bastante tiempo” sobre la ciberseguridad y dijo creer que Putin comprendió la postura de Estados Unidos.
“Le señalé que tenemos una capacidad cibernética significativa”, declaró Biden. “De hecho, (si) violan las reglas básicas, responderemos…Creo que lo último que él quiere ahora es una Guerra Fría”.
Putin subrayó que Biden le planteó asuntos de derechos humanos, como la suerte del líder opositor Alexei Navalny. Putin defendió la pena de prisión impuesta a Navalny y ante las preguntas reiteradas sobre el maltrato a los opositores rusos, optó por hablar de la agitación interna en Estados Unidos, como las protestas de Black Lives Matter y la insurrección del 6 de enero en el Capitolio.
Putin habló durante casi una hora ante reporteros internacionales. Aunque se mostró desafiante frente a preguntas sobre las exigencias de Biden relacionadas con derechos humanos, Putin también manifestó su respeto hacia el mandatario estadounidense, a quien describió como un líder político experimentado.
El gobernante ruso subrayó que Biden repitió un sabio consejo que le dio su madre y también conversó sobre su familia, mensajes que Putin dijo podrían no ser relevantes para la cumbre, pero que mostraban los “valores morales” del mandatario estadounidense. Aunque planteó dudas de que la relación entre Estados Unidos y Rusia pueda regresar al punto de equilibrio de años pasados, Putin dejó entrever que Biden es alguien con quien se puede trabajar.
“La reunión fue en verdad muy eficiente”, declaró Putin. “Fue sustantiva, fue específica. Dirigida a lograr resultados, y uno de ellos fue ampliar las fronteras de la confianza”.
El mandatario ruso dijo que él y Biden acordaron iniciar negociaciones para reemplazar el tratado de limitación de armas nucleares Nuevo START, que expira en 2026.
Washington rompió las conversaciones con Moscú en 2014 en respuesta a la anexión rusa del territorio ucraniano de Crimea y a su intervención militar en apoyo a los separatistas en el este de Ucrania. Las conversaciones se reanudaron en 2017, pero no cobraron impulso ni derivaron en un acuerdo para ampliar el Nuevo START durante la presidencia de Donald Trump.
El presidente ruso dijo que acordaron reinstalar a sus respectivos embajadores.
El embajador ruso en Estados Unidos, Anatoly Antonov, fue retirado de Washington hace unos tres meses después de que Biden dijera que Putin era un asesino; el embajador de Estados Unidos en Rusia, John Sullivan, se marchó de Moscú hace casi dos meses, después de que Rusia le sugiriera regresar a Washington para consultas. Putin señaló que está previsto que ambos diplomáticos regresen a sus misiones en los próximos días.