Bruselas. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) alertó ayer sobre los “desafíos sistémicos” presentados por China y advirtió a Rusia que respete las normas internacionales, en una cumbre que marcó el rencuentro con Estados Unidos, un aliado estratégico con el cual pasó momentos de tirantez en años recientes.
En una victoria diplomática para el presidente estadunidense, Joe Biden, que llamó a sus socios de la alianza a enfrentarse al autoritarismo y al creciente poderío militar de Pekín, la declaración final califica a China de “riesgo para la seguridad” de la alianza occidental integrada por 29 naciones.
El texto, que ahora marcará el camino de la política de la OTAN, se conoció un día después de que el G-7 emitió un comunicado sobre los derechos humanos en China y Taiwán, que Pekín rechazó.
“Las ambiciones declaradas y el comportamiento asertivo de China plantean retos sistémicos al orden internacional basado en normas y a las áreas relevantes para la seguridad de la alianza”, señalaron los líderes de la OTAN.
“Llamamos a China a respetar sus compromisos internacionales y actuar con responsabilidad en el sistema mundial, incluidos los dominios espacial, cibernético y marítimo”, expresó la OTAN.
“La creciente influencia de China puede representar desafíos que precisamos enfrentar juntos, como una alianza. Cada vez son más las amenazas cibernéticas, híbridas y asimétricas”, apuntaron los líderes.
“Rusia y China están buscando abrir una brecha en nuestra solidaridad transatlántica”, acusó Biden, y comentó a sus aliados europeos que su defensa es una “obligación sagrada” para Estados Unidos, un marcado cambio de tono respecto de su predecesor Donald Trump, quien amenazó con retirarse de la alianza.
Biden añadió que tanto Rusia como China no actúan “de manera consistente con lo que esperábamos”, en referencia a los esfuerzos occidentales desde mediados de la década de los 90 para llevar a ambos países al redil de las democracias liberales.
En una señal de que surge una posición común sobre China, que ya no se considera un socio comercial benigno, la Unión Europea ya ha designado a Pekín como “rival sistémico”.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, manifestó que la creciente presencia militar de China, desde el Báltico hasta África, significa que la alianza debe estar preparada. Indicó que “no habrá una nueva guerra fría con China”, pero que deben enfrentar los desafíos planteados por Pekín a la seguridad.
“China se está acercando a nosotros. La vemos en el ciberespacio, en África, pero también invirtiendo fuertemente en nuestras propias infraestructuras críticas”, alertó, en referencia a los puertos y las redes de telecomunicaciones. “Tenemos que responder juntos”.
En cuanto a Rusia, los aliados expresaron que el fortalecimiento de su capacidad militar y actividades provocadoras en las fronteras de la alianza militar “amenazan cada vez más la seguridad del área euro-atlántica.
“Hasta que Rusia demuestre respeto por la ley internacional podrá haber un retorno a la normalidad”, agregaron.
En su declaración, los mandatarios también reafirmaron que la retirada de sus tropas de Afganistán después de dos décadas no significa el fin de su relación con ese país.
Otro tema de permanente tensión es el papel de Turquía, aliado difícil que, sin embargo, podría desempeñar un papel central en el futuro inmediato en Afganistán, después de la retirada de las tropas.
En este contexto, Biden expresó que su par ruso, Vladimir Putin, “es brillante, es duro y he descubierto que es un adversario digno”, a la pregunta sobre su reunión con el líder del Kremlin mañana.
Aseveró que también le transmitirá a Putin que Washington no busca un conflicto con Moscú, sino que responderá a actividades dañinas y le planteará cuáles son las “líneas rojas” que no debe cruzar.