Ciudad de México. El escritor y editor Mauricio Molina, fallecido el domingo pasado a los 62 años, fue despedido este lunes en una ceremonia. En fecha próxima recibirá un homenaje virtual de la Secretaría de Cultura (SC) federal.
El narrador José Gordon definió a Mauricio Molina como “un amigo y un hermanito entrañable; teníamos la complicidad que da la amistad profunda, pero también la literatura, el amor por el conocimiento y la pasión por la ciencia”.
Refirió que Molina estaba terminando una obra y se pronunció por que fuera editada de forma póstuma. “Ahí hay un legado que nos deja y sería muy importante rescatar”.
El también divulgador de la ciencia destacó que su amigo “supo incorporar los elementos de vanguardia del pensamiento actual y entreverarlos con los mitos más antiguos que recorren la conciencia colectiva mexicana, por eso su obra es profundamente singular”.
Mauricio Molina fue autor de una veintena de libros, además de antologías de literatura fantástica. Ganó los premios nacionales de Novela José Rubén Romero 1991 por Zona vedada (publicada con el título Tiempo lunar) y de Cuento San Luis Potosí en 2000 por Fábula rasa.
Gordon mencionó que “más que literatura fantástica, la suya era literatura de una percepción sumamente fina, aguda, junto con un intelecto afilado, que estaba al tanto de las teorías vanguardistas de la física moderna, como los universos paralelos y la superposición cuántica; tenía una manera maravillosa de integrarlo en sus personajes y en sus historias”.
En la creación de Molina, agregó, es singular “la capacidad de integrar los mundos del pensamiento contemporáneo con los del pensamiento más antiguo, porque entendía perfectamente la estructura mítica de los relatos y sabía que la materia prima de la literatura no son las palabras, sino las emociones, los rincones secretos de la intimidad que se expresan a través de un lenguaje muy bien articulado, con una precisión poética que implica orfebrería de la palabra, pero que no se queda ahí”.
Hizo hincapié en “la capacidad de registro poético que tiene Mauricio, resultado de un estado de percepción. Eso me interesaba mucho en él: sabía arriesgarse dentro de su obra para contar lo que verdaderamente le interesaba, lo inquietaba y despertaba su curiosidad y asombro, así como un gran sentido del humor y su gran capacidad de ensayista. Incluso, incursionó en la dramaturgia con muy buen sentido del arte de la narración, de contar los sueños de la tribu.
“La mejor manera de honrar su memoria será leerlo y rencontrarlo en esas páginas en las que exploró los secretos más profundos del universo. Trató de adivinar el misterio en lo que está detrás de la mirada de los amigos, de las personas que nos rodean y de saber que hay algo tan extraño como la existencia, tan raro, tan confuso, tan complejo y, sin embargo, tan lleno de misterio y de luz.”
Concluyó: “Es uno de los grandes escritores mexicanos. La brillantez de algunas de sus páginas son de lo mejor que ha dado la literatura mexicana en estos días”.
El narrador Alberto Chimal explicó en entrevista que “Mauricio Molina merece muchos más lectores de los que ha tenido hasta el momento. Era un narrador estupendo, gran artista y escritor muy consistente.
“No tenía miedo de manifestar en su obra sus intereses y obsesiones. Sus temas se repiten a lo largo de su trabajo y, al mismo tiempo, están tratados en cada ocasión de manera distinta, porque es un autor de enorme imaginación y pericia. Constantemente buscaba formas nuevas para contar sus histo-rias, nuevas estructuras, enfoques y aproximaciones. Su obra jamás se siente repetitiva; al contrario.”
Chimal sostuvo que los libros más accesibles de Molina son de años recientes, como Planetario y La trama secreta, una colección de su obra breve hasta 2011 en el Fondo de Cultura Económica; “tiene una carrera que es mucho más amplia, que le dio premios nacionales en los años 90”.
Destacó que Molina “tiene sus lectores en estas décadas, que hemos estado atentos a su obra, que bien podría formar un culto, como lo fue la de Amparo Dávila y Francisco Tario. Así de singular es, y de difícil acceso en determinados momentos”.
El escritor Ignacio Solares publicó el tuit: “Con mucha pena me entero de la muerte de mi querido y admirado Mauricio Molina. Colaboramos a lo largo de más de 25 años. Excelente escritor y formador de lectores y escritores. Será un autor de culto. Te vamos a extrañar, querido Mauricio”.
Entrevistado por su última novela publicada en vida, Planetario (La Jornada, 17/09/17), Molina señaló que Kafka es “una referencia constante en mi obra, sobre todo El proceso y La metamorfosis; algunos de sus temas, por ejemplo el personaje que se duplica, como Gregorio Samsa; así como el cuentito “El cazador Gracchus”, que es de un personaje que vive entre la vida y la muerte.
El escritor también reconoció entonces la “influencia de Dostoievski, de El doble; Memorias de un enfermo de nervios, de Daniel Paul Schreber; hay una serie de referencias culturales que van más allá de la literatura”.
La titular de la SC federal, Alejandra Frausto, divulgó que “en acuerdo con su familia, prepararemos un homenaje virtual” para reconocer el gran legado del docente.
La directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Lucina Jiménez, consignó en su cuenta de Twitter: “Se ha ido Mauricio Molina, escritor mexicano; una de las mejores plumas de la literatura fantástica”, y envió abrazos a los deudos del narrador nacido en la Ciudad de México en 1959.