Para el diplomático brasileño Ricardo Seitenfus, ex jefe de misión de la OEA en Haití (2008-2010) y Nicaragua (2011-2013), el propósito del secretario general Luis Almagro de promover la suspensión de Nicaragua del organismo mediante la invocación de la cláusula democrática “es un error”. Opina que “siempre es mejor tener adentro, no afuera de la institución” a un país con una crisis democrática como la que vive esa nación centroamericana.
El internacionalista reconoce que lo que está haciendo “la pareja sandinista” –el presidente Daniel Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo– es, en efecto, “una catástrofe para la democracia”. Pero la intervención punitiva de la OEA no es la solución.
“Las rupturas diplomáticas no sirven. Contrario a lo que decía Fidel Castro, que la OEA era un ministerio de colonias, el organismo sí es útil; permite a las naciones tener una alternativa distinta a la relación bilateral con Estados Unidos”. Sin embargo, acota, “para eso hace falta que Almagro entienda su papel. Y me parece que no lo entiende muy bien”.
Seitenfus, experto en derecho internacional y organismos multilaterales, considera que la vía que tiene la OEA frente a la crisis nicaragüense es una declaración de condena. “No tiene más posibilidades. Para sancionar a los Ortega por el ataque a la oposición en pleno proceso electoral no queda otra vía que la de las relaciones bilaterales”.
Agrega: “La función de un secretario general al frente de la OEA es, por su naturaleza, la de limar asperezas, redondear los ángulos más conflictivos, propiciar mediciones, buscar consensos. No propiciar las confrontaciones, mucho menos en el contexto actual de América Latina, donde con una mayoría de gobiernos de derecha y una minoría de izquierda los consensos son difíciles. El rol del secretario general de la OEA es facilitar el diálogo entre las naciones, no llevar los conflictos al límite de lo insoportable. Y Almagro hace todo lo contrario, no actúa como debería. Ha resultado más realista que el rey, siempre tratando de quedar bien con quien lo ha apadrinado”.
Estados Unidos: doble juego
En el caso nicaragüense, Almagro ha puesto especial empeño en lograr su suspensión. No obstante, para Seitenfus, el apoyo de Estados Unidos a esta medida no está del todo clara.
Washington “tiene un doble juego frente a Nicaragua. Su condena es más verbal que real”. Los sandinistas, explica, son muy efectivos y radicales en dos temas que son esenciales para Estados Unidos: desalentar y detener el paso de migrantes hacia el norte e interceptar, incluso con el ejército, el tráfico de drogas que pasa frente a sus costas. “En este sentido, Nicaragua es uno de los países más confiables para EU en Centroamérica”.
Ex vicepresidente del Consejo Jurídico Interamericano, autor de una docena de libros sobre la diplomacia brasileña, Haití y el multilateralismo, Seitenfus no es ambiguo en cuanto al carácter antidemocrático de Daniel Ortega. Recuerda una conversación que tuvo con él cuando era representante de la OEA en Managua. “Me dijo que en 1990 había cometido el error de permitir la libre competencia en las elecciones (en las que fue derrotado por Violeta Chamorro). Y que nunca iba a repetir ese error. Me impresionó muchísimo su dureza”.
En cuanto a la lucha por la democracia dentro del sistema interamericano, hay muchas maneras de verla, encararla y hacerla efectiva. “Eso lo entendieron muchos de los buenos secretarios generales que ha tenido la OEA a lo largo de su historia. Los buenos secretarios generales han sido los que más interés han puesto a las mediaciones. Describe al actual secretario general, Luis Almagro, relecto en 2018, como un caso extraño.
“Que el vino se convierta en agua es muy raro, pero a veces con los políticos eso ocurre. En todo caso, ocurrió con Luis Almagro. Fue canciller de Uruguay en los años de José Mujica, un ex guerrillero que llegó ser presidente de su país; antes de incorporarse al izquierdista Frente Amplio, fue de un partido de derecha; apenas al llegar a su cargo en la OEA, aseguraba que su propósito sería lograr la plena incorporación de Cuba al organismo. Ahora es un vocero de todas las causas de la derecha”.