La pandemia de Covid-19 “incrementó la vulnerabilidad de las personas adultas mayores” a sufrir maltrato, tanto dentro como fuera de sus hogares, por la aparición de nuevas formas de abuso “peligrosamente normalizadas”, como negarle a los ancianos la posibilidad de salir a la calle y entrar a diversos lugares, así como impedir que sean visitados.
Así lo advirtieron el Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez y la Fundación Iberoamericana Derechos Mayores, los cuales lamentaron que muchas personas asuman como algo aceptable que la enfermedad ponga en riesgo de muerte a un sector poblacional completo.
En un comunicado a propósito del Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez –que se conmemora mañana–, ambas organizaciones resaltaron que la emergencia sanitaria “incrementó la vulnerabilidad de las personas mayores a sufrir maltrato y abuso, tanto al interior de los hogares como a nivel comunitario e incluso social”.
De igual manera, alertaron que “la estigmatización de la que han sido víctimas durante la pandemia ha profundizado la idea de que son frágiles, dependientes, incapaces y, en algunos sectores, incluso se ha puesto en duda el valor de su vida y su relevancia para el desarrollo de la sociedad”.
En ese contexto, se han naturalizado nuevas formas de violencia originadas en la propia familia de la persona agredida, con frases como “yo no les doy permiso a mis papás de salir”, “ahora yo soy como su mamá y yo decido” y “no visites a tus abuelos”.
A nivel social, también se han extendido expresiones o ideas como “prohibida la entrada a personas mayores de 60 años” –al asumir que todas ellas tienen quien pueda hacer compras u otras tareas en su lugar–, “los ancianos deberán venir acompañados de un adulto”, “se privilegiarán las vidas por completar” o “al fin que las personas mayores ya no tienen a qué salir”.
Ambas organizaciones recordaron que, según cifras recientes del Instituto para el Envejecimiento Digno de la Ciudad de México, en 2020 se atendieron 863 casos de agresiones contra personas adultas mayores, de las cuales 32 por ciento fueron por violencia sicoemocional, 31 por ciento por violencia patrimonial y económica, 27 por ciento por omisión de cuidados y 9 por ciento estuvo relacionado con agresiones físicas.