Dos amigas acuerdan encontrarse en el más allá al morir para emborracharse antes de cruzar el limbo.
En la obra Dos mujeres y un caballo a punto de saltar, que escribió y dirige Claudia Tobo, la frase “prométalo comadre”, se torna una especie de conjuro entre Bea y Antonia, quienes luego de morir se encuentran en un lugar de paso, por el que, de vez en cuando, pasa la imagen de un equino.
Tobo explicó: “En la trama, Bea se suicidó hace casi dos décadas y Antonia acaba de morir después de una larga batalla contra el cáncer, pero al recontrarse se sacan todos sus trapitos al sol, recuerdan sus amores y desamores, glorias y frustraciones, pero sobre todo, es un canto de amistad, tan denostado a lo largo de la historia”.
Prosiguió: “Mientras ambas esperan, aparecen reproches, recuerdos dulces y amargos, dichos con la dureza de las que saben que ya no volverán; además, estas dos amigas son diferentes porque una es de origen español y la otra mexicana, por eso se habla de diversas formas de entender la muerte”.
Es decir, la pieza ,“indaga en los límites del bien, a través de Bea y Antonia, que se quieren, pese a sus diferentes procedencias y opuestas formas de entender la vida, el amor y la muerte. Bea defiende sus frivolidades y el derecho a morir cuando dé la gana, mientras Antonia admite que odia a su hijo adoptivo aun después de muerta”.
Lo cierto es que “ambas reflexionan, se cuestionan a través de reproches duros como puñaladas, que las enfrentan a sus contradicciones y miserias más inconfesables”.
Necesidad de un rencuentro
La obra “aunque fue escrita antes de la pandemia, se resignifica con la temática que se aborda, porque existe una necesidad de rencontrarnos con los otros; además las dos mujeres nos recuerdan el valor de la amistad”.
En algún momento, Bea afirma que “no se va uno de este mundo sin deudas, yo me voy debiendo de todo... sobre todo lágrimas”. Mientras Antonia acepta: “Me extraño descubriendo formas de entender el mundo a través de alguien a quien se le toma cariño”.
Claudia Tobo, especialista en teatro documento y procesos de memoria colectiva, con este espectáculo visita terrenos más íntimos, como son la amistad y la muerte. “Tenemos una tendencia santificadora con la muerte, no hay difunto malo, construimos un relato del que fallece como un ser sin maldad, aunque con ello lo despojemos de toda humanidad”, afirmó la directora.
Dos mujeres y un caballo a punto de saltar, en la que actúan Violeta Santiago y Mercedes, se presenta los domingos de junio, a las 20 horas en el Centro Cultural El Hormiguero, localizado en Gabriel Mancera 1539, colonia Del Valle. La función es presencial en la caja negra de El Hormiguero, y también en línea con accesos que se pueden adquirir en la plataforma Boletópolis.com