Londres. El primer ministro británico, Boris Johnson, amenazó ayer con suspender el acuerdo del Brexit en Irlanda del Norte pese a los llamados de los europeos a cumplirlo. “Si se sigue aplicando de esta manera el protocolo, no dudaremos en invocar el artículo 16” del acuerdo sobre Irlanda del Norte, que permite suspender ciertas disposiciones, aseveró Johnson.
Las disposiciones especiales para esta región británica, fronteriza con la República de Irlanda –país de la Unión Europea (UE)– dificultan la llegada de productos desde el resto de Reino Unido y centran la enésima disputa entre Londres y sus ex socios. El gobierno de Johnson, al igual que los unionistas norirlandeses fuertemente apegados a su pertenencia a la corona británica, afirma que éstas ponen en peligro la integridad y la soberanía del país.
Pero los europeos consideran que debería haberlo pensado antes de firmar el llamado “protocolo de Irlanda del Norte” –tantas veces rechazado por su predecesora, Theresa May– en el contexto del acuerdo del Brexit, y ahora debe cumplir con lo acordado y ratificado. Londres acusa a Bruselas de adoptar un “enfoque demasiado purista” en la aplicación de las disposiciones aduaneras, y la UE señala que no dudará en tomar represalias con aranceles específicos ante los intentos de modificar de forma unitateral lo que fue acordado.
Tras una reunión con el primer ministro británico, el presidente francés, Emmanuel Macron, se mostró dispuesto a restaurar la maltrecha relación entre las dos naciones, pero subrayó que eso exige “que los británicos respeten la palabra dada a los europeos”.
Los dirigentes de la Comisión y del Consejo europeos, Ursula von der Leyen y Charles Michel, respectivamente, comentaron en Twitter que las medidas acordadas para Irlanda del Norte “preservan” la paz en la región al evitar el regreso de una frontera dura con la República de Irlanda.
En un aparente intento por destensar la situación, la canciller alemana, Angela Merkel, aseguró desde la cumbre del G-7 en Carbis Bay (suroeste de Inglaterra) que pidió a Johnson una “solución pragmática”. “La prosperidad común” de Gran Bretaña y de la UE “es de la mayor importancia”, agregó.
Desde el Brexit, la difícil cuestión de Irlanda del Norte ha envenenado las relaciones entre ambas partes.
Las disposiciones especiales que mantienen la región dentro de la unión aduanera europea y el mercado único complican los suministros procedentes del resto del Reino Unido y han provocado también fuertes tensiones en la zona.
Todo esto hace temer que regresen a la región del Ulster los violentos disturbios intercomunitarios entre católicos republicanos y protestantes unionistas durante julio, cuando los pro británicos hacen marchas para conmemorar sus victorias militares colonialistas sobre los norirlandeses.
Miles se manifiestan pese al coronavirus
El jueves por la noche, 3 mil personas se manifestaron en Belfast a pesar de las restricciones sanitarias contra el coronavirus, según la policía local.
En los días recientes, las tensiones se incrementaron por la dificultad de transportar carne refrigerada a Irlanda del Norte, en lo que la prensa británica denominó “la guerra de las salchichas”, a medida que se acerca el final de un periodo de gracia para los controles aduaneros.