Santiago. En las históricas primeras elecciones de gobernadores en Chile, la centro-izquierda se impuso en doce de las trece regiones en disputa en segunda vuelta (previamente en mayo ganó otras tres de las 16 del país)-, lo cual se resume en una derrota aplastante para la coalición Chile Vamos, del presidente Sebastián Piñera, hundido por la gestión de la pandemia y el asco social frente a la situación del país.
Los resultados arrojan que sólo una de las 16 regiones del país estará a cargo en los siguientes cuatro años por la centro derecha oficialista, un escenario catastrófico por los márgenes de derrota de cara a las elecciones presidenciales y legislativas del 21 de noviembre venidero.
La noticia terrible es que apenas en torno al 20 por ciento de los electores votó, la peor participación desde el retorno de la democracia en 1990.
"Esto produce que las autoridades electas lleguen a gobernar con escaso apoyo político ciudadano, por lo tanto son autoridades debilitadas, no sólo con pocas atribuciones en el papel, sino desde la opinión pública y la ciudadanía", dijo Mauricio Morales, experto electoral de la Universidad de Talca.
Los resultados son "un balón de oxigeno para los partidos tradicionales que retuvieron algunas de las regiones, particularmente la Democracia Cristiano, que ahora gobierna a la mitad del país. La oposición de centroizquierda se queda con diez, los candidatos independientes con cinco y la derecha con apenas una", comentó.
La contienda se caracterizó por la agria y virulenta disputa gubernatura de la Región Metropolitana de Santiago -el centro del poder político del país y que concentra al 40 por ciento de la población (19 millones de habitantes)-, entre la candidata Karina Oliva del pacto electoral Apruebo Dignidad, que incluye al Partido Comunista (PC) y a nóveles agrupaciones integradas en el Frente Amplio -; versus el aspirante demócrata cristiano, Claudio Orrego del pacto Unidad Constituyente, que aglutina a la DC más los partidos Socialista, por la Democracia, Radical -la vieja ex Concertación que gobernó a Chile por 30 años desde 1990-, junto a otras fuerzas.
Tras un recuento voto a voto, ganó Orrego, con poco más de 52 por ciento del sufragio.
En síntesis, fue una disputa entre lo nuevo que no acaba de nacer (aunque el PC tiene casi 100 años de historia, pero está aliado a fuerzas políticas que tienen en torno a diez años de fundadas; versus lo viejo -la ex concertación conservadora- que se resiste a terminar de fenecer.
La figura del Gobernador Regional se estableció apenas en 2018. Sustituye al delegado presidencial -conocido como intendente regional- designado a discreción por el presidente de la República. Su creación responde a la demanda de descentralización , transferencia de poder y de capacidad de decisión a las regiones, en un país de 4 mil kilómetros de longitud continental que inicia en los despoblados desiertos y serranías del norte, limítrofes con Perú y Bolivia, y que se extiende por el sur hasta las gélidas aguas del Cabo de Hornos, en cuyas costas casi no hay habitantes.