Michael Weikath es uno de los fundadores de Helloween y ha grabado en todos los discos de la banda que este 18 de junio saca a la venta su 18 larga duración y segundo homónimo. “Nuestro primer disco fue un mini álbum llamado Helloween (abril 1985), pero poco después salió Walls Of Jericho (noviembre de 1985) y la disquera (Noise Records) incluyó en él las canciones del mini. Por eso muchos ignoran que teníamos un disco autotitulado.
Para el nuevo teníamos varias opciones. Consideramos Skyfall, The Impact, Indestructible, Out For The Glory o Fear of the Fallen, pero no podíamos decidirnos y un día Sascha (Gerstner, guitarra) sugirió llamarlo solo Helloween, y nos pareció buena idea porque de alguna manera somos una banda nueva, con siete miembros, tuvimos una gira muy exitosa, todo el ambiente en general era muy bueno y la palabra Helloween lo resume muy bien”.
Su gira de reunión ha sido de lo más exitoso del heavy metal en tiempos recientes, no sólo la numeralia, sino en términos intangibles: “Notamos que había muchas emociones en los conciertos, cada noche había gente que lloraba. Es algo que no esperas, y luego no sabes como lidiar con ello, pero es fantástico”.
El disco saldrá con el sello alemán Nuclear Blast y será el primero en cual la banda se muestre como septeto, con tres guitarristas y tres cantantes. La matemática es la siguiente: regresaron Michael Kiske (cantante) y Kai Hansen (guitarrista y cantante) y se sumaron a Weikath, Markus Grosskopf (bajo), Sascha Gerstner (guitarra), Andi Deris (cantante) y Dani Löble (baterista). Es decir, en lugar de correr a dos personas para que regresaran Kiske y Hansen, crecieron la banda de cinco a siete músicos. En vivo, la banda logró que se entendieran y distinguieran las tres guitarras: “había una banda ochentera llamada Leatherwolf que tocaba con tres guitarras y siempre me gustó como lo hacían. Al principio nosotros no teníamos claro cómo hacerlo. Solemos tener melodías de cuerdas y voz, melodías armónicas y Sascha es un gran guitarrista rítmico al que no le molesta que haya ocasiones en que deba tocar la tercera armonía de las melodías. En los temas en estudio tienes guitarras rítmicas base y luego se le agregan las melódicas. Nosotros queríamos hacer eso en vivo y, de acuerdo con los fans, funciona muy bien”.
Sin ser una banda cristiana o de mensajes religiosos, Helloween ha mantenido una actitud positiva, que promueve valores de humanidad y hermandad. “La banda encontró una dinámica propia y con los conciertos de la última gira se sentía como si hubiera un elemento de divinidad detrás nuestro que ayudó a que las cosas salieran bien. Diría que somos instrumentos de Dios. Cada que nos subimos al escenario tratamos de generar algo positivo. No somos el tipo de banda que habla de maldad o Satanás ni le decimos a la gente que maten aquello que no les gusta, no somos extremadamente agresivos tampoco, creo que simplemente somos buenas personas. Si quieres creer en Dios o Jesucristo o Buda o Krishna o lo que sea, te rodeas de cosas positivas y eso se transmite. No somos satanistas en busca de destruir a la humanidad ni practicantes de magia negra, hay suficiente de eso en el mundo, Helloween está más cargado hacia el lado positivo. Una vez Michael Kiske me dijo en un concierto ‘esto es maravilloso, lo que hacemos es muy importante’, y tiene razón, nos toca darle algo positivo a la gente, que vean algo bueno en el escenario”.
Una habilidad digna de imitar
Sobre México, dijo que lo primero que le llega a la mente es el sentido del humor. Residente hace varios años de Tenerife, España, Weikath no habla el castellano fluidez, pero sí lo entiende. “Hay veces que escucho la radio en España y me da la impresión de que no tienen sentido del humor, o al menos no saben ponerlo en palabras, no hacen bromas ni hablan en doble sentido; en cambio, en México la gente siempre está lista para una buena broma. En la radio aprovechan la oportunidad de decir algo divertido. A veces sólo son dos personas que se juntan para hacer un programa de radio y dicen cualquier tontería, y eso me gusta. Es algo inherente al lenguaje español, se dicen cosas que no tendrían sentido en el resto del mundo y es una manera de expresarse y jugar con las palabras. Creo que los mexicanos se esfuerzan por no tomarse muy en serio a sí mismos y pasarla bien, a menos, claro, que alguien trate de romper el buen ambiente, pero cuando se sienten, aunque sea un poco contentos, te salen con cualquier cantidad de bromas y buen humor. Es una habilidad que deberíamos copiar otros”.
Hoy, haber contado con cuatro de los cinco músicos que crearon Keeper Of The Seven Keys I y II, que cambiaron el metal en los 80, ha hecho que se triplique su audiencia. “Es gracias a los ex miembros, no se puede minimizar la magia y el poder que tienen estos personajes”. Sobre los discos y la terquedad de algunos fans de esperar ese sonido en cada disco, explicó: “Yo soy fan de Muse, el disco Drones me gustó, pero yo esperaba algo más en la antigua vena de Muse, más cercano a lo que habían hecho antes, pero algunos temas tienen cierta vibra tipo U2 o Queen y no me gustaron porque no necesito a Queen en Muse. Siempre habrá ese tipo de fans, sobre todo los más veteranos, que se aferran a un algo que los identifica con la banda. Si encontráramos ese punto en el cual todo lo que hacemos le gusta a la mayoría tendríamos una fórmula ganadora, pero lograrlo es muy difícil. Siempre hay gente, y yo me cuento entre ellos, que analizamos todo, pero somos minoría; el escucha normal quiere sentir el ritmo, la melodía y el sonido de las guitarras y eso lo hace feliz”.