Matilde se casó a los 15 años con Porfirio, con quien tuvo una vida de violencia, desprecio y sometimiento cotidianos, cuya “tortura” se prolongó con las apariciones del esposo aun tras haber fallecido.
En la cinta Cosas imposibles, de Ernesto Contreras, la mujer en sus años sesentas está viuda, abatida, sin esperanzas y nulos recursos, cuando Miguel –su joven vecino y hábil comerciante– se apiada de ella “con un pequeño acto de bondad” y cambia el rumbo de la historia.
Para el director, el largometraje que se estrena en salas el 17 de junio, significa “un viaje maravilloso”, donde se entrelazan aspectos relacionados con la solidaridad, la complicidad y la generosidad, los cuales establecen las bases de una estrecha amistad, donde la diferencia de edades es lo menos importante.
Ernesto Contreras explicó a La Jornada que el guion de Fanie Soto lo “atrapó” desde la primera vez que lo leyó, porque “hablaba de seres humanos que están en búsqueda de dominar sus propios demonios, como, supongo, nos pasa a muchos. En esta historia se entretejen la solidaridad, el empoderamiento y la amistad, la cual fue contada a través de un encuentro impensable, entre dos personajes de diferentes generaciones que lograron una conexión de sus búsquedas y soledades”.
Cosas imposibles, dijo el director, fue planteada con ligereza y humor, de tal forma que fuera luminosa. “Es decir, posee tintes esperanzadores, no en un sentido cursi, sino humano, porque después de los momentos que hemos vivido por la pandemia, esta película significa un abrazo desde la pantalla”.
Matilde (Nora Velázquez), Miguel (Benny Emmanuel), Porfirio (Salvador Garcini) y la vecina veterinaria (Luisa Huertas), integran el reparto, con el cual “muchas personas se sentirán identificadas, pues podrían ser los vecinos o a quienes ves en el Metro, en la familia, el trabajo o en las calles”.
Contreras puntualizó: “Se enfatiza una relación donde la violencia doméstica, el maltrato, el sometimiento fueron parte de una dinámica cotidiana y, a pesar de que murió su esposo, Matilde no logra liberarse del trauma, de la baja autoestima. Y justamente, tras el encuentro con Miguel, se modifica todo”.
Sin duda, prosiguió el realizador, “me gustó la posibilidad de cambio, de darnos cuenta que el hombre vive en su cabeza, pero sólo es cuestión de que cambie el chip para volver a comenzar, creer en el futuro, en la vida y sus posibilidades, así como tener la convicción de se-guir adelante”.
Lo mismo sucede con Miguel, señaló Contreras, quien está atrapado en un contexto que le dificulta hacer otras cosas, pero “se da cuenta que puede cambiar e intentar otros caminos, inspirado por el encuentro, diálogos y risas” que comparte con la solitaria mujer.
En realidad, éste “es un encuentro de generaciones poco usual, entre una mujer en sus sesentas y un chico de 19 años; ambos viven en sus propios purgatorios hasta que un pequeño acto de bondad modifica absolutamente todo”.
El largometraje –destacó– reúne“emociones, personajes y es entrañable porque se buscan los caminos o las formas de seguir viviendo, pero de la mejor manera; los protagonistas son seres que nos encontramos en la calle, si vamos al mercado se van a cruzar con nosotros o son simplemente con quienes coincidimos en nuestro viaje por la vida” .
Cosas imposibles, con producción de Mónica Lozano, Luis Albores, Érika Ávila, Eamon O’Farrill, reflexiona sobre la importancia “de ser generosos, bondadosos y solidarios, lo cual a pesar de ser parte de nuestra naturaleza, tal vez se nos olvida, debido a el trajín diario, el estrés o las dinámicas de vida”.