Los pueblos indígenas de México, al igual que los de América Latina y el Caribe, son especialmente vulnerables a la pandemia y han tenido un acceso más limitado a las vacunas, lo que pone en riesgo no sólo a quienes integran dichos grupos, sino incluso la existencia misma de comunidades enteras, en algunos casos.
Así lo advirtió la Plataforma Indígena Regional frente al Covid-19, la cual señaló que para proteger a los pueblos originarios hace falta una estrategia de “inmunización intercultural”, que implica no sólo abastecer a los indígenas de la vacuna, sino de mejorar sus condiciones de vida en todos los sentidos para que estén más fortalecidos ante el virus.
Hortencia Hidalgo, indígena aymara e integrante de la mencionada plataforma, destacó durante la presentación del cuarto informe “Pueblos indígenas y vacunación contra Covid-19” que aunque ya se sabe de la especial vulnerabilidad de los pueblos indígenas ante el coronavirus, los diferentes gobiernos regionales siguen sin contar con cifras desagregadas al respecto.
Al mismo tiempo, lamentó la activista chilena, la mayoría de las autoridades no han involucrado a los propios indígenas en el proceso de información sobre la enfermedad ni han promovido que ellos den su consentimiento libre, previo e informado antes de ser vacunados. “Es necesario partir de que se trata de culturas y realidades históricas diferentes”, por lo que es urgente diseñar estrategias para allegarle a los pueblos originarios información “clara, sin tecnicismos, culturalmente adecuada y que tome en cuenta sus particularidades”, señaló Hidalgo.
Una muestra de la gravedad de la pandemia para los indígenas del continente, dijo, es la del pueblo juma, de Brasil, pues en febrero de este año murió de Covid-19 el último integrante de dicha etnia, un hombre de 86 años de edad.
Ante dicho escenario, la Plataforma Indígena Regional llamó a declarar las vacunas como un bien universal no sujeto a intereses comerciales, y a poner en marcha la llamada “inmunización intercultural”, mediante la cual se mejorarían las condiciones de vida de los pueblos originarios y así “prepararlos mejor frente al virus”.