Nueva York. Cuando Danny Elfman comenzó a crear música durante la cuarentena lo que surgió fue una sorpresa incluso para él.
“Abrí la boca para cantar y más veneno del que supe que tenía salió a raudales”, dijo recientemente. “Realmente no sabía con qué tenía que trabajar fuera de mucha frustración y enojo. Y creo que eso era lo que necesitaba expresarse”.
El resultado es un aullido sónico, en parte glam rock, en parte música orquestal, en parte punk con sonidos industriales, que tienden a desintegrarse o romperse hacia una dirección diferente. El título del ambicioso álbum doble que será lanzado el viernes es perfecto: Big Mess (Gran Desastre). Es su primera colección en solitario en más de 30 años.
“Estaba escribiendo muy pesado o realmente muy hiper-energizado, rápido y algo loco”, señaló Elfman. “Me descubrí escribiendo personalmente de una forma que nunca había hecho antes y eso también fue sorprendente para mí”.
Elfman, galardonado con el Grammy y el Emmy, así como ex líder de la banda new wave Oingo Boingo, ha usado por años su talento para crear música para películas como Batman, Beetlejuice (Beetlejuice, el súper fantasma), The Nightmare Before Christmas (El extraño mundo de Jack), Big Fish (El gran pez), Edward Scissorhands (El joven manos de tijera), Milk (Milk: Un hombre, una revolución, una esperanza), Good Will Hunting (Mente indomable), Men In Black y Silver Linings Playbook (Los juegos del destino), además de la música al comienzo de Los Simpson.
Señaló que encontró equilibrio para su mente acelerada al alternar proyectos de cine y música clásica, hasta que llegó la pandemia. Entonces surgió el rock. .
Diario de pandemia
Big Mess es claramente un diario de pandemia, explora el aislamiento y la alienación. Elfman hace sampleos de Donald Trump en Choose Your Sidey habla sobre la cuarentena en Love in the Time of Covid, que dice en su letra “Living a life in a nutshell/Staying inside is a tough sell” (viviendo una vida dentro de una cáscara de nuez/ estar dentro es duro).
El álbum tuvo un origen curioso. El festival Dark Mofo de Tasmania, Australia, se puso en contacto con Elfman en 2019 y le pidió crear una pieza alocada de performance. Elfman decidió combinar cuerdas y una banda de rock, algo que llama “punk de cámara”.
Creó una pieza instrumental de 12 minutos, pero se quedó sin tiempo para crear un set completo de una hora. Regresó a esta obra durante el cierre y se convirtió en Sorry, la primera canción del álbum. Después llegaron otras canciones.
Laura Engel, la productora ejecutiva del álbum y quien ha trabajado con Elfman por casi 40 años, dijo que al compositor siempre le gusta avanzar, explorar nuevos territorios sónicos y nunca estar ligado a un solo género.
“Aprendí pronto que cualquier cosa que hago con Danny nunca será lineal”, mencionó. “Siempre va a sorprenderme y siempre será un poco más divertido, más interesante, y más brillante que la mayoría de las cosas que puedas hacer”.
Elfman compuso gran parte del álbum en una casa fuera de Los Ángeles donde él, su esposa Bridget Fonda, su hijo Oliver de 16 años y su perro se instalaron para pasar la pandemia.
La casa no tenía un estudio de grabación, sólo un pequeño espacio. Elfman tenía una computadora, un micrófono de mano, una guitarra eléctrica y un par de audífonos descompuestos, no era el mejor equipo para armar un álbum doble. Pero lo intentó.
Decidió no arreglar su voz cuando llegó el momento de ir al estudio e invitó a músicos, incluyendo al baterista Josh Freese, el bajista Stu Brooks y los guitarristas Nili Brosh y Robin Finck –para grabar sus partes, uno a la vez por protocolos de Covid-19. “Conservé la mayoría de mis guitarras originales y voz de los demos”, afirmó Elfman.
Aunque 17 de las 18 canciones son originales, los fans de Oingo Boingo se darán cuenta que Elfman trabajó en una de las viejas canciones de la banda Insects, de 1982. No es de sorprender que la nueva es más oscura y más política. Había tenido la intención de que formara parte de un concierto en Coachella y pensaba ¿quiénes podrían ser los insectos de ahora? Su respuesta: los senadores de Estados Unidos.
“Esas son mis sanguijuelas de ahora. Esos son los insectos humanos”, dijo. Así que las nuevas letras dicen: “Old white men, they’re back in power again/They’re sucking all the power and pride” (Viejos blancos, están en el poder otra vez/están chupando todo el poder y el orgullo).
El compositor se ríe oscuramente sobre los distópicos Estados Unidos de los que escribía en la década de 1980 que reconoce más en la década del 2020. “1984 me perecía mucho más cercana a mí en 2020 que en 1984”.
Para la portada transformaron scans en 3D de Elfman en una perturbadora escultura digital de Sarah Sitkin. Muestra una especie de Elfman tricéfalo y desconcertante. El cantautor dijo que retrata cómo se sintió con varias parte de él “viviendo juntos pero sin ser buenos compañeros de piso”.