Aún con el gesto en el rostro que implanta el triunfo, Mario Delgado anuncia que Morena dejará de ser sólo un movimiento social para convertirse, ahora sí, en un partido político que “debe aprender a caminar solo, sin el liderazgo directo, sin la tutela directa de Andres Manuel López Obrador”.
La autocrítica resulta menos dolorosa desde el balcón de la victoria y Delgado se atreve: “no tenemos ni padrón”. Asegura que después del triunfo de 2018 no se sabía qué hacer con Morena, “se perdieron dos años y medio” en guerras internas. “Hoy tenemos tiempo para darle orden (al partido) y fuerza política”.
Y es que parece que la derrota en la Ciudad de México la tiene clavada en el centro de sus proyectos para el futuro inmediato.
–A ver, Mario, en esto de mirar hacia adentro, de ejercer la autocrítica, ¿por qué viajaste a todo el país en busca del voto, pero nunca se te vio en la ciudad?
–Yo voy adonde me invitan (entre risas). No. Sí estuvimos en la Ciudad de México, estuvimos en Álvaro Obregón, con Lalo Santillán –Morena perdió la alcaldía. Sabíamos que ahí teníamos condiciones complicadas, y yo decidí ir adonde estaban esas complicaciones. Me fui a meter allá con los antorchos a Ixtapaluca, a Chimalhuacán, donde teníamos problemas; en sur del estado de México. Estuve en las 32 entidades, incluyendo la ciudad. Aquí fui a una, Álvaro Obregón.
–Como que fue muy poquito para una ciudad que es el símbolo de todo lo que significa para Morena y para la izquierda, ¿no?
–Sí, vamos a trabajar, hay que entrarle a la ciudad, es la conclusión: hay que entrarle, hay que revisar cómo hicimos las cosas. En mi primer diagnóstico, hay algo que no estoy entendiendo, por una razón: tenemos una jefa de Gobierno muy bien evaluada por la ciudadanía, y estos resultados no corresponden a esa evaluación, entonces, hay que rascarle un poco. Tal vez fue la estrategia, las campañas, errores de comunicación, y también toda la derecha organizada contra nosotros; esta situación nunca la habíamos enfrentado, y lo hicimos nosotros solos.
Pero Delgado, quien sabe que no hay felicidad completa, lanza la amenaza, muy seria, de llevar a efecto una purga en el partido: “Debemos hacer un trabajo de reflexión interna y expulsar a los traidores”. El presidente de Morena frunce el ceño. No quiere adelantar vísperas, pero advierte, por ejemplo, que en Baja California la gente de Morena terminó dando su apoyo a Hank González, pero no toca, en ese sentido, lo sucedido en la alcaldía de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, aunque señala que todo lo que pasó en la elección se habrá de investigar, y aunque admite que el instituto político a su cargo debe abrirse a la participación de la ciudadanía, también plantea que militar en él no será tan fácil, por lo que se está pensando en poner filtros para quienes busquen ingresar.
Ahora lanza una denuncia muy seria: “Sí, tuvimos una intervención muy descarada, burda y grotesca de los gobernadores; esos no son demócratas, están acostumbrados a la mapachería, a meterle mano a la elección, a desviar recursos públicos; ahora, su última modalidad fue aliarse con grupos delictivos para meter miedo, para mantener la percepción de la violencia; no les funcionó. Estamos viviendo un cambio también en el régimen político”.
Y no es todo, Delgado tiene planes para el futuro y los combina con el diagnóstico de Morena que ha realizado. “Perdimos dos años y medio, no se supo qué hacer; yo digo que fue una transición normal, porque un partido incipiente, sin fondos, de oposición, cuya única arma y recurso era ir casa por casa, que se formó con miles de voluntarios, con gente que de corazón está con el Presidente de la República, porque su gran liderazgo llevó al triunfo en 2018 y al despertar del país mediante la revolución pacífica.
“Entonces, al otro día amanece como el partido en el poder, ya no de oposición, el más grande del país, uno de los movimientos sociales más importantes del mundo, y no se supo conducir. No se supo qué hacer; luego vino el conflicto por la dirigencia. Total, yo llegué con un proceso electoral en marcha, el 5 de noviembre; teníamos que definir 15 candidatos a gobiernos de los estados en poco más de un mes y otros 20 mil cargos en disputa. Creo que logramos activar al partido y ahí están los resultados.
“Morena es un partido en crecimiento, un partido-movimiento, y mientras más crece, porque es un partido abierto, más apegado debe estar a sus principios. Ahora sí tiene que haber partido. Por ejemplo, debemos hablar con todos los alcaldes y todos los gobernadores para que haya acuerpamiento y sentido de equipo; se tienen que impulsar algunas políticas y en los gobiernos debe haber ciertas características, porque finalmente no estamos aquí por un tema electoral, el proyecto de Morena es la regeneración de la vida púbica, y eso lo vamos a lograr cuando todos nuestros representantes, cuando todos nuestros gobernantes actúen apegados a los principios de no mentir, no robar, no traicionar e impulsar; desde luego, el proyecto de transformación que tiene la 4 T.
“Nos tocó pasar el primer gran examen, y ahí están los resultados; a sus tres o cuatro años de vida tiene que institucionalizarse. Voy a poner un gran enfásis en la formación política. Es más, ahora estoy pensando en que si tú quieres ser militante de Morena debes pasar por cierta formación para que estemos hablando todos del mismo proyecto, en el mismo idioma, dentro de la pluralidad que representa el partido. Tener principios muy claros y objetivos que también sean uniformes: la transformación del país.”
–En breve tendrán una nueva prueba: la consulta para enjuiciar o no a los ex presidentes. ¿Para dónde va a jalar Morena?
–Ahí sí, nosotros vamos por el enjuiciamiento de ex presidentes. Hay una sed de justicia en el pueblo de México y nosotros la vamos a reflejar. Sí, ahí es pública la postura del Presidente, porque su opinión es como jefe de Estado y ya ha dicho que no se va a meter en eso para no influir en la opinión pública. Respetamos su postura, pero como partido sí vamos por el enjuiciamiento.
–Momento de definiciones. ¿habrá identidad ideológica en Morena?
–Por supuesto que tenemos ideología, es un partido-movimiento. La misma crítica se hizo en 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador decide abrir el partido-movimiento, y no le podemos reclamar nada, porque seguimos creciendo. Debemos ser capaces de captar los mejores liderazgos y las mejores causas de este país.
–Queda clara la cuestión moral, pero se requieren definiciones, por ejemplo en la economía...
–Ese es un gran ejemplo, porque estamos viviendo un cambio de régimen político y de modelo económico.
–El presidente López Obrador está “feliz, feliz” con los resultados que obtuvo Morena, pero aunque parezca absurdo, después de todo lo que hemos hablado, tú también te sientes feliz, feliz...
–Bueno, el balances es extraordinario. Ganamos 11 de 15 gubernaturas. Le pregunté a alguien que sabe mucho de beisbol si eso –los datos de la elección– significaba estar bateando por arriba de los 300, y me respondió que era batear por arriba de esa marca y ser campeón de jonrones, dobletes y tripletes. Sólo había dos opciones en el país, y la mayoría decidió por Morena.
La sonrisa volvió a la cara de Delgado, que esta vez no se ensombrece cuando hace el compromiso público de convertir a Morena en un partido político.