Las elecciones del domingo pasado han sido tan grandes que, como ya se ha dicho, admiten que casi todos los actores políticos participantes se sientan ganadores en alguna medida. Para Morena, el resultado en los procesos para elegir gobernador resultó favorecedor: en 11 de 15 en disputa lograron la gubernatura, lo que les permitirá encabezar gobiernos en la mitad de las entidades del país. La votación para la Cámara de Diputados confirma que Morena es el partido con mayor respaldo electoral y que junto con sus aliados, uno de ellos de comportamiento volátil, alcanza la mayoría absoluta. Sin embargo, se propusieron lograr la mayoría calificada, de modo que aquí el resultado es discutible: ganaron, pero no en la medida suficiente.
En la CDMX Morena tuvo una derrota severa. En relación con las alcaldías, sólo 43.1 por ciento del electorado les respaldó, en tanto que en las diputaciones el respaldo de los ciudadanos a Morena y sus aliados fue de 41 por ciento. Esto significa que para las alcaldías casi 57 por ciento de los electores votó en contra de Morena y en las diputaciones 59 por ciento votó contra la 4T. En términos territoriales, Morena gobernará sólo 7 alcaldías y tendrá 19 de los 33 diputados de mayoría relativa.
El balance en la CDMX es clarísimo. Las razones para explicar esta derrota son variadas. Desde la dirigencia de Morena se ha dicho que el partido le “falló a Claudia y a AMLO”, aunque se advierte que no pudo vencerse “el voto de odio y temor”. AMLO, por su parte, ha señalado que en la CDMX “se tiene que trabajar más con la gente”. Añadió que les afectó la guerra sucia de los opositores, particularmente por la tragedia de la línea 12. Sheinbaum, como acostumbra, repitió los argumentos de AMLO, insistiendo en que esta tragedia se utilizó electoralmente. Para la oposición, el triunfo de su coalición da cuenta del rechazo a la 4T, a Sheinbaum y a AMLO.
No resulta sorprendente la descalificación de AMLO y Sheinbaum a la decisión ciudadana en esta ciudad. Para ellos, resulta que los electores que dejaron de respaldar a la “izquierda electoral”, en esta ciudad de indudable avanzada ideológica y política, se dejaron engañar por la campaña sucia de la oposición. Este tipo de descalificación es precisamente una de las razones por las que el electorado progresista de esta ciudad, que logró que en todas les elecciones desde 1997 ganara esta izquierda, le ha volteado la espalda a la 4T. Quienes dejaron de hacer trabajo con la gente, quienes respaldaron las declaraciones contra el movimiento feminista, quienes no se inmutaron ante los señalamientos de que Salgado Macedonio es presuntamente un acosador y que incluso dijeron que “ya chole” con ese tema, quienes no rindieron cuentas con la línea 12, quienes se alejaron de los ideales del progresismo están en el más alto nivel de Morena.
Morena no le falló a AMLO y Sheinbaum. Le falló a los votantes progresistas. A estos votantes, les fallaron también el propio AMLO y la jefa de Gobierno. A AMLO y a Sheinbaum se les ha enviado un mensaje clarísimo: no estamos de acuerdo con la manera en la que se ha respondido a temas relevantes. El electorado de esta ciudad no está de acuerdo con la interpretación de que la “gente humilde, trabajadora, buena” les entiende, en tanto que los que votaron en contra se dejaron manipular. Durante 24 años, en ocho procesos electorales en los que, por supuesto, hubo campañas sucias, los votantes de la ciudad respaldaron a la izquierda, aunque los candidatos fueran inconvenientes.
La dirección política de Morena sostenía que la convicción progresista de la ciudad permitía que se ganara siempre, ya que este electorado votaba consistentemente por la izquierda. Eso se acabó. La izquierda que nos gobierna a nivel federal y en la ciudad ya no cuenta con ese respaldo, lo perdió. No lo ganó la oposición. Lo perdió esta peculiar izquierda que pretende nunca equivocarse, que no admite crítica alguna, que exige obediencia absoluta, que gobierna con limitaciones autoimpuestas que resultan claramente inconvenientes. Este electorado no se movió a la derecha. El gobierno perdió de vista a este sector del electorado, ya que se ha alejado de causas importantes del progresismo.
La lectura oficial de Morena, la de AMLO, indica que no se atenderán las razones que explican el rechazo del electorado más progresista del país. Por el contrario, se insiste en una visión maniquea que descalifica a quienes votaron contra la 4T. En Morena se olvida lo central para perderse en quien los encabezará en 2024. El asunto de fondo no es quién obtendrá la candidatura presidencial, sino si honrarán un proyecto por el que muchos capitalinos, muchos mexicanos en verdad, lucharon.