La plataforma de origen argentino Diderot.Art para compraventa de arte contemporáneo en línea fue lanzada el 9 de junio con una oferta de más de 250 obras diseñadas en exclusiva para el mercado mexicano. La iniciativa fundada en 2017 por Lucrecia Cornejo y Angie Braun emprende su expansión regional.
“Buscamos que la tecnología permita tener un alcance más fuerte que la industria del arte tradicional”, expresa Cornejo. La problemática es que “muchos artistas, an-tes de la tecnología, quedaban fuera de la exhibición y venta de su obra porque les era muy difícil mostrar su trabajo de forma permanente.
“Y existe un gran potencial de compradores que perciben el mundo del arte demasiado exclusivo. Quizá no recorren los circuitos tradicionales como ferias y galerías, a veces por falta de tiempo, aunque también porque las costumbres y formas de comprar han cambiado. Diderot.Art trata de conectar estos dos puntos al utilizar la herramienta de la tecnología para obtener un mayor alcance, no sólo geográfico, al derrumbar muchas barreras”, señala Cornejo.
Es una manera de “democratizar” el arte en el sentido de hacerlo más accesible. Las nuevas generaciones de compradores –también las anteriores– están más acostumbradas a manejar todo con la tecnología. Para los nativos de Internet es muy natural comprar en línea porque son personas a quienes les gusta la inmediatez, apunta la curadora Martina Santillán
De acuerdo con la responsable de Diderot.Art en México, el mercado de arte en línea llegó para quedarse y seguirá en crecimiento. El año pasado aumentó la cantidad de obra adquirida de modo digital y también el monto de la compra, lo que denota más confianza por parte de los coleccionistas en este tipo de mecanismo, agrega Santillán.
Diderot.Art México incluye artistas con diferentes trayectorias, tanto de carrera avanzada como intermedia y emergentes. También una variedad de medios: pintura, escultura, grabado, fotografía, arte textil y dibujo. Los precios, en pesos mexicanos, varían desde 2 mil hasta alrededor de 600 mil.
El servicio incluye siete días de prueba para que el comprador decida si quiere quedarse con la obra o devolverla. Del mismo modo, existe la posibilidad de visitar el taller del artista si así lo desea el interesado.
Santillán apunta que en adición se les puede enviar una imagen del espacio físico donde se quiere instalar la pieza y “nosotros lo montamos para que se dé una idea antes de comprarla”. En la página web las obras se aprecian en un espacio físico adecuado para que las personas tengan la dimensión de su tamaño.
La compra de arte en línea ha experimentado un crecimiento exponencial este año debido a la pandemia por el Covid-19. Según Lucrecia Cornejo, a futuro este tipo de experiencias digitales –al igual que las exposiciones en línea– complementarán la costumbre tradicional y física de acudir a ferias y galerías.