La juventud evocada desde la vejez es el tema de Los que no, en un “momento muy oportuno en mi vida para hacer un repaso de esta etapa mía y de la que compartí con otras personas”, dice el narrador Álvaro Uribe sobre su novela, que será presentada hoy.
La edad le permite contar estas historias –algunas lo perseguían desde hace 40 años– “no desde el punto de vista de los jóvenes, porque suelen tomarse muy en serio a sí mismos, sus vidas y sus decisiones. Los viejos tendemos a ser más escépticos e irónicos respecto de cualquier decisión, esperanza o ilusión que uno se haga”.
Uribe (CDMX, 1953) refiere que en el texto, editado por Alfaguara, “hasta la dedicatoria forma parte del texto: ‘A los que no llegaron, aunque no sea posible decir exactamente adónde. Los que no alcanzaron la plenitud que prometían. Los que no’.
“La inmensa mayoría de las personas, entre las que me incluyo, no alcanzan a ser y a hacer todo lo que hubieran podido ser y hacer. Prácticamente todos nos quedamos a medio camino o a tres cuartos del que hubiéramos podido recorrer completo”. Las expectativas fueron truncadas, añade el autor, “no por culpa, la acción u omisión de cada uno de los personajes, sino porque ocurren accidentes impredecibles que cambian por completo el curso de una vida. Pueden tener un efecto muy dramático y drástico sobre ella. Esto les pasa a los personajes, particularmente a Ramón, a quien le suceden cuatro.”
El escritor sostiene que la originalidad es que el narrador es un hombre mayor de 60 años. “Está viendo las ilusiones de la juventud desde la desilusión de la vejez. Ya no se engaña. Tiene mucho más pasado que futuro y desde ahí está contemplando estas tensiones de los jóvenes de los que formó parte”.
Explica que la estructura del libro es una espiral, “porque frecuentemente personajes que aparecen en el primer capítulo o en el cuarto luego vuelven. Siempre se está volviendo a escarbar un poquito más en su historia según avanza la novela.
“La constante es la desilusión no exenta de ironía del narrador, el único que siempre está presente, limitado a contar sólo aquello que presenció directamente o bien escuchó de voz de alguno de los otros personajes y no puede ir más allá.”
Con ello, añade Uribe, “aspiro a dar una impresión de la realidad muy parecida a la que tiene cualquier individuo fuera de la literatura. Tenemos que ir haciendo conjeturas con muy pocos datos, sólo con los que nos son dados directa o indirectamente. Este es el estrecho límite por el que corre Los que no”.
Destaca que “mientras más información y alusiones directas o veladas contenga un texto la lectura se vuelve más rica. Voy dejando pistas que el lector puede ignorar, pero otros las van a aprovechar y los hará pensar distinto de lo narrado. Son juegos literarios para llamar la atención, para solicitar el concurso del lector que me ayude a escribir una novela más fecunda”.
En torno a su labor, sostiene: “escribo libros, éste en concreto, para ver qué pasa. Al escribirlos se acaba de formar lo que sucede. Es una aventura en la cual uno se tarda dos o tres años. En los que siguen sucediendo cosas, accidentes como los llamé, que van determinando no sólo mi vida, sino que pueden cambiar el curso mismo de la novela.
“Me gusta pensar en mis novelas como mosaicos y sus fragmentos como teselas. Considerarme mosaiquero no me molesta nada y que se contemplen mis libros como una serie de fragmentos que se van juntando. Es mi manera de trabajar y el homenaje que le estoy rindiendo al cuento desde la novela.”
Los que no será presentado a las 19 horas, por Julieta García González y Hernán Bravo Varela, en el Facebook de la librería Gandhi.