Ciudad de México. Una de las teorías que más se ha difundido sobre el origen de la pandemia de Covid-19 es la que considera causantes a los murciélagos. Sin embargo, para el biólogo Rodrigo Medellín, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esa conclusión no sólo es equivocada, sino, además, dañina.
En el contexto de la campaña Juntos por Universum, brindó una clase magistral acerca de las enfermedades emergentes y su relación con los quirópteros. Medellín ha dedicado buena parte de su vida a defenderlos, pero los pasados 15 meses han sido especialmente exhaustivos.
Los murciélagos son el segundo grupo taxonómico más diverso entre los mamíferos, y desde el punto de vista morfológico y ecológico son los más variados. Se sabe que existen alrededor de mil 400 especies clasificadas, de las cuales México tiene 10 por ciento. Razones como sus distintas dietas también hacen más difícil hablar de un solo tipo de esos animales.
Sus funciones en el medio ambiente son muchas, por lo que “todos los humanos estamos conectados con ellos” en aspectos básicos del consumo, pues productos como el mezcal, el algodón, las guayabas y árboles como las ceibas, las clavellinas y los casahuates dependen de esos mamíferos.
De acuerdo con el biólogo, proporcionan tres grandes beneficios: “Son los controladores más importantes de plagas de muchos cultivos; dispersores fundamentales de varias frutas, y muchas plantas dependen de ellos para su polinización”.
Igual que otros animales, han sido afectados por una mala reputación. La pandemia de Covid-19 también ha contribuido a su estigmatización, así como medios de comunicación e incluso revistas científicas especializadas.
“Es cierto que hay enfermedades que llegan a seres humanos desde los animales, esas son las llamadas zoonóticas”, explicó Medellín. Sin embargo, en el caso de los murciélagos pocas veces se ha comprobado una relación directa. “Para que un patógeno brinque de una especie a otra se necesita que suceda un proceso evolutivo muy complejo y muy poco conocido. Sin el contexto ecológico completo, las enfermedades de la vida silvestre no son muy conocidas, no les entendemos”.
El especialista aclaró que está en contra de llamar a los descubrimientos de patógenos “nuevas enfermedades”. El hecho de que la ciencia siga investigando muchos de los fenómenos naturales todavía incomprendidos, no significa que esos microorganismos no existieran.
“La enfermedad como tal es solamente una expresión de una serie de piezas encadenadas que forman un rompecabezas. Esa cadena que va desde el patógeno, al vector, a la enfermedad, a la población y al brote es muy compleja y desconocida. En el caso del Covid y de prácticamente cualquier otra enfermedad infecciosa emergente”, agregó Rodrigo Medellín.
Sostuvo que los padecimientos “son causados por organismos sujetos a los mismos procesos ecológicos que cualquier otra especie”. La alerta ocasionada por el anuncio de “las nuevas enfermedades” proviene también de diversos factores: la mejoría en pruebas del laboratorio y los recursos destinados; la pérdida del hábitat de muchas especies, y la invasión humana a zonas remotas del planeta han provocado mayor contacto con patógenos desconocidos.
A pesar de la mala imagen de murciélagos y virus, Medellín advirtió que ambas formas se requieren para el ecosistema o el cuerpo humano. “Vivimos en un balance, este microbioma que nos habita es un ecosistema balanceado y necesitamos a todos ahí presentes”.
Para evitar consecuencias similares a las derivadas de la pandemia actual, el biólogo recomendó tres medidas: “La primera línea de defensa es la conservación de los ecosistemas y que dejemos en paz a la biodiversidad; la segunda, regular y reducir el consumo ilegal no sustentable de carne de monte, y la tercera, disminuir nuestro consumo de carne y cambiar la forma en que producimos los animales que nos comemos”.{#page_link_next}