Ha pasado la elección intermedia y los pueblos de México han tomado su decisión. Al escribir este artículo el resultado de los comicios parecían despejar el temor expresado en este espacio respecto de intentos de fraude electoral, veremos. Según la muestra del INE, y a bote pronto, el resultado parece haber refrendando el voto entregado a Morena, acaso con algunos diputados más que en 2018 en la elección federal, pero con retroceso severo en el PT y el derrumbe antiabortista del PES. La oposición neoliberal ha recuperado terreno, Morena y aliados continuarán con mayoría absoluta, y MC podría decidir en algunos casos el voto legislativo. Será de verse si con esos resultados los derrotados continuarán sosteniendo la actitud antipolítica que mostraron en la elección de 2018. Veremos también si continúa el lamento sobre la supuesta “polarización” política provocada por AMLO, cuando los resultados de estos comicios, como los de 2018, han sido la expresión, a través de un voto mayoritario, contra la polarización social y económica real, muy concreta, creada por los empresarios y los gobiernos neoliberales.
El sábado pasado La Jornada reportaba la incitación de Francisco Santini, presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Chihuahua, pidiendo el “voto útil” en favor de la “libre empresa”, afirmando que en México se han tomado decisiones “totalitarias”, sin decir cuáles, y demandando los “equilibrios” necesarios para “considerar a todos los sectores”. Una cabeza hueca para la consideración política, pero llena de argucias para la defensa del interés empresarial. Las mismas tretas que ha agitado con vehemencia estrábica Claudio Equis desde 2018.
En México, insistamos, hay una inefable desigualdad social creada por los empresarios y los gobiernos neoliberales, pero los santinis creen que eso era “equilibrio” y que, buscar atemperarla, es “decisión totalitaria” por parte de un gobierno de amplia mayoría, empeñado en cumplir el programa que fue victoriosamente votado.
La política es una relación social inmersa en la ética de lo colectivo. Pero los neoliberales continúan e inevitablemente continuarán navegando con la divisa falsa de la política como acción y elección de los ciudadanos, definidos desde el individualismo neoliberal. Han engendrado así la antipolítica, el mundo del revés, la antidemocracia. Será necesario que los pueblos de México continúen derrotándolos mediante el sufragio, también en las elecciones venideras.
Debiera ser evidente: la votación para formar gobierno no va de atender “por igual” a “todos los sectores”, el pueblo y la “libre empresa”. El gobierno es para mejorar constantemente la vida de todas las personas, según la condición en la que vivan todos y cada uno. La divisa de “primero los pobres” derivó de la desigualdad indecible. Los pueblos de México aún deberán seguir aprendiendo a no votar contra sí mismos, sino a impulsar políticas públicas en beneficio de los excluidos de la historia.
Volvamos a ver el origen de la catástrofe neoliberal. En 1979, Carter nombró a Paul Volcker presidente de la Reserva Federal, con el mandato de parar la inflación galopante a rajatabla. Lo hizo mediante un extremo frenazo monetario a la economía mundial. A fines de 1980 la tasa de interés en EU llegó a 20 por ciento y la inflación cayó de 11.6 a 3.7 por ciento. A la profunda recesión internacional siguió una ola de “restructuraciones” y despidos masivos que aplastaron a los sindicatos, y “disciplinaron” al sur global. Durante 40 años fueron priorizados los rendimientos financieros por encima de cualquier norma laboral o política de empleo, dejando a un lado, además, la brutal crisis ecológica desatada. La hegemonía del dólar recuperó terreno y el sur global fue sometido mediante el implacable costo del “servicio” de la deuda, y los agresivos programas de “ajuste estructural” impuestos por el FMI, el Banco Mundial y el Tesoro estadunidense.
Esas políticas significaron un sanguinario linchamiento a palos de los pueblos del orbe y de las clases subalternas en todas partes. Tales condiciones del mundo empoderaron como nunca en el pasado a los empresarios e hicieron prosperar el discurso neoliberal que acabó engullendo el seso de la inmensa mayor parte de las izquierdas y de la socialdemocracia donde estuvieren, corriéndolos a la derecha y construyendo el individualismo consumista que gobierna al mundo. Gran parte de las clases medias y los “intelectuales” mexicanos abajofirmantes fueron bocado fácil de ese encarnizado almuerzo neoliberal. No sólo los embebieron en una ideología caníbal, a muchos de ellos, además, los compraron con dinero público. El alcance en las conciencias de la ideología neoliberal y su enorme fuerza mediática, se ha expresado nuevamente en estos comicios intermedios.
Es indispensable el crecimiento de las redes sociales de las comunidades a efecto de elevar sus bajísimos niveles de vida y mantener viva la llama de la esperanza para 2024.