Rangún. Alrededor de 100 mil personas han sido desplazadas por nuevos combates entre el ejército birmano y grupos rebeldes en el este del país, escenario de un golpe de Estado en febrero, indicó Naciones Unidas este martes.
Myanmar está sumida en el caos y con una economía paralizada desde que la junta militar derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi, acusándola de fraude en la clara victoria electoral de su partido en 2020.
Los conflictos se exacerbaron en varias zonas, especialmente aquellas con un elevado balance de muertos a manos de la policía, y algunas comunidades locales han formado "fuerzas de defensa".
Enfrentamientos recientes y "los ataques indiscriminados de las fuerzas de seguridad contra áreas civiles" han forzado alrededor de 100 mil personas a abandonar el estado oriental de Kayah, fronterizo con Tailandia, dijo este martes la oficina de la ONU en Myanmar.
Quienes se encontraban en áreas impactadas por estos combates tienen "necesidad urgente" de comida, agua, refugio y atención sanitaria, añadió, criticando que las restricciones impuestas por las fuezas de seguridad retrasaban el reparto de ayuda.
La población local de ese estado oriental acusa a la junta militar de disparar proyectiles de artillería contra poblados.
Imágenes de la Afp en la zona muestran a civiles construyendo armas en talleres improvisados con los que los grupos de defensa locales se enfrentan al curtido ejército birmano.
Más de 800 personas murieron por la represión de la junta militar golpista contra la disidencia, de acuerdo con un grupo de monitorización local.
Tras el golpe, la economía y el sistema bancario se paralizaron, muchos ciudadanos perdieron su sustento por las huelgas y el cierre de fábricas, los precios del petróleo se dispararon y las colas se alargan frente a los bancos donde los afortunados que tienen ahorros quieren sacar su dinero.
La Cruz Roja indicó que estaba multiplicando su esfuerzo para atender las necesidades de 236 mil personas en Myanmar, que ya sufría por la pandemia del Covid antes del golpe de Estado.
El anuncio llegó después de un raro encuentro entre el presidente de la organización Peter Maurer con el líder de la junta Min Aung Hlaing, donde pidieron acceso humanitario al país.