Lima. El candidato socialista Pedro Castillo pasó ayer a encabezar la segunda vuelta de la elección presidencial en Perú con 50.28 por ciento de los votos contra 49.72 por ciento de su rival derechista Keiko Fujimori, con 96.37 por ciento del escrutinio, en un proceso con final abierto según fuentes del órgano electoral.
En una de las contiendas más polarizadas en décadas en el país, los conteos de los comicios celebrados el domingo arrojaban ayer una diferencia de 95 mil 540 votos, de acuerdo con los datos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
La ventaja de la candidata de derecha se redujo a medida que se hacía el conteo de las actas de mesas de las zonas rurales y selváticas. Puede ser clave para Fujimori el voto en el exterior, con un millón de electores.
El jefe de la ONPE, Peiro Corvetto, indicó que los votos restantes llegarán entre hoy y mañana, reportó el diario La República en su portal.
Fujimori denunció, sin aportar pruebas, “indicios” de fraude. “Hemos notado que ha habido una estrategia de Perú Libre (partido de Castillo) para distorsionar o dilatar los resultados que reflejen la voluntad popular”, sostuvo ante periodistas.
Agregó que es algo “planificado y sistemático y por eso es importante alertar a la ciudadanía”.
Perú Libre replicó en Twitter: “Lo tenía armado, usted no cambia señora Keiko Fujimori, ni firmando la Biblia sabíamos que iba a cumplir su palabra.
“Fue el fujimorismo el que hizo el fraude en 2000, dio un golpe de Estado que manejó el Poder Judicial y otras instituciones a su antojo y desestabilizó Perú desde el Congreso. ¿Algo no cuadra en su acusación de fraude? Ayer dijo que respetaría los resultados”, añadió el partido de Castillo junto con el hashtag #NoHasCambiadoPelona.
Inicialmente, Fujimori, de 46 años, hija del ex presidente Alberto Fujimori, encarcelado por abusos contra los derechos humanos y corrupción, pidió “prudencia, calma y paz a partidarios de ambos grupos”.
Castillo, de 51 años, expresó desde antenoche que “solamente el pueblo va a salvar al pueblo”, al pedir mesura a sus seguidores en su pueblo natal, Tacabamba, en el departamento de Cajamarca, más de 900 kilómetros al norte de Lima, adonde viajó para esperar el resultado final.
Por lo pronto, Castillo pidió a la ONPE que resguarde la publicación de la información y el escaneo de actas electorales en el portal de resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
El abanderado de Perú Libre, quien se ha convertido en paladín de los pobres, ha prometido reformar la Constitución para reforzar el papel del Estado y quedarse con una mayor parte de los beneficios de las empresas mineras.
El también profesor de primaria llegó ayer a Lima procedente de su tierra, y saludó con las manos alzadas y una bandera peruana a sus simpatizantes al llegar a la sede de su partido, donde había ambiente de fiesta.
La tensa elección, convocada después de que Perú pasó por tres presidentes en una semana el año pasado, ha sacudido sus mercados de divisas y de deuda, mientras las empresas mineras temen que Castillo pueda dar paso a una mayor intervención estatal en el sector.
Los mercados financieros de activos peruanos bajaron en medio de la incertidumbre y las expectativas por los resultados. La moneda local cayó al mediodía 2.21 por ciento, a un nuevo mínimo histórico, mientras el índice selectivo de la bolsa de Lima se hundía 7.83 por ciento.
Los nervios en el mercado contrastaban con las expresiones de alegría en el bastión de Castillo, Tacabamba, donde unas 400 personas desfilaron por las calles con lápices gigantes –símbolo de campaña del maestro– y banderas, confiados en que su paisano será presidente.
El mapa electoral
El probable final de fotografía podría dar lugar a días de tensión, ya que la votación pone de manifiesto la fuerte división entre la capital, Lima, y el interior del país, que ha impulsado el inesperado ascenso de Castillo.
“Gane quien gane, tiene que dialogar con el gobierno y otras fuerzas políticas, estamos en un país polarizado”, estimó el analista político Andrés Calderón.
Castillo, hijo de campesinos y líder sindical, ha sido la sorpresa de estos comicios porque su ascenso fue poco antes de la primera ronda electoral en abril, cuando ganó sin los votos suficientes para evitar una segunda ronda.
El mapa parcial de los votos en Perú mostraba un país dividido en dos. Castillo dominó de forma abrumadora en las empobrecidas zonas rurales de los Andes y gran parte de la Amazonia. Fujimori fue la candidata de la élite empresarial, dominó la capital con casi un tercio de la población y otras ciudades de la costa del Pacífico.
Las ciudades más golpeadas por los ataques de Sendero Luminoso durante la guerra interna que entre 1980 y 2000 dejó casi 70 mil muertos, votaron por Castillo. Fue un resultado adverso para Fujimori, que durante la campaña acusó sin pruebas al profesor de tener nexos con el grupo armado.
En zonas mineras triunfa el izquierdista
Las zonas donde mineras de capitales internacionales buscan expandir proyectos extractivos también votaron casi en su totalidad por el izquierdista. En el distrito más pobre del país, Uchuraccay, el profesor acaparó 87 por ciento de votos, mientras en el distrito más rico, San Isidro, Fujimori se impuso con 88 por ciento.
“Los resultados que tenemos hasta el momento son una alerta, un claro y firme llamado a la reconciliación y a la unidad nacional”, destacó el presidente interino Francisco Sagasti en su primera reacción tras la votación.
En espera de que el escrutinio culmine, también surgieron llamados a la calma entre quienes apoyan a Fujimori. “Serenidad. Falta procesar muchas actas en provincias donde @KeikoFujimori recortará diferencia dentro del territorio nacional, y luego faltan Estados Unidos, Europa, Chile, etcétera, donde ella triunfará por amplio margen”, tuiteó Álvaro Vargas Llosa, hijo del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Hasta ayer los resultados no alcanzaron niveles irreversibles; tampoco se descartan impugnaciones de votos, lo que retrasaría la definición en caso de una estrecha diferencia al menos una semana.
En tanto, la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos se encuentra en Perú vigilando los comicios al mando de Rubén Ramírez, ex canciller de Paraguay, quien felicitó al pueblo peruano por una jornada electoral “pacífica y democrática” y ha aplaudido los “llamados a la tranquilidad” de Castillo y Fujimori, a quienes pidió que prevalezca su “actitud democrática”.