Una transformación silenciosa se vive a nivel global: el uso de los combustibles fósiles deja el paso a la energía renovable y quien no entienda esta realidad se rezagará frente a la nueva conciencia ambiental.
Europa y Estados Unidos subsidian el uso de energías alternas, no sólo en el transporte y la industria, sino también en la vivienda. Las “granjas” eólicas y solares ganan terreno, tanto con inversiones públicas como privadas y el uso de hidrocarburos cada vez tiene mayores restricciones e impuestos.
Incluso hay una fuerte presión para sustituir el gas natural por energías limpias hasta en las viviendas. Ciudades como San Francisco, Denver, Seattle y Nueva York encabezan este esfuerzo y aprobarán leyes ambientales durante las próximas legislaturas para prohibir el uso de combustibles fósiles en empresas, comercios y viviendas. El primer esfuerzo de su tipo se dio en Berkeley, California, en 2019 en donde ya está prohibido el uso de energías contaminantes en los nuevos desarrollos.
En general se trata de que todos los servicios públicos y privados utilicen energías sustentables, lo cual traerá una gran ventaja en el medio ambiente y en la salud, al reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, esta ola ecológica generará un gran desequilibrio en la oferta y demanda de gas, gasolina, combustóleo y demás derivados del petróleo. La transformación de los hidrocarburos se encarecerá por las medidas restrictivas y, en contraparte, la mayor oferta frente a la demanda, generará una tendencia a la reducción del precio de los carburantes.
En el caso concreto del gas natural en poco tiempo se presentará una crisis profunda en Estados Unidos, ya que es el líder en la extracción de este combustible que se utiliza en miles de actividades industriales, de servicios y residenciales. Al frenar el uso del gas en los nuevos proyectos su precio bajará y, en consecuencia, se reducirá su distribución.
En un primer momento México podrá aprovechar los grandes excedentes de gas en Norteamérica, pero las presiones ecológicas para el cuidado ambiental generarán grandes pérdidas en unos años, por lo que urge un plan de sustitución de mediano y largo plazo con el uso de energías limpias en nuestro país para adaptarse a la nueva ola de cuidado ambiental.