Dos días después de las elecciones mexicanas, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, se reunirá con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Ella vendrá de Guatemala y pasará el próximo martes en nuestro país, para desarrollar una agenda oficialmente centrada en temas migratorios, comerciales, vacunales y laborales (de ello va un artículo de Roberto Velasco, quien, dado que no le asignaron el rango de subsecretario, se define como alguien “a cargo de dirigir la política para América del Norte de la SRE” (https://bit.ly/34IHYKs).
De confirmarse las especulaciones más insistentes, la visita de Harris se producirá en medio de un conflicto poselectoral de dimensiones por definir. El asomo a México de la potenciada funcionaria estadunidense no sucederá en una semana políticamente sosegada en México, sino todo lo contrario. Habrá de verse si ese es justamente el mensaje de aprovechamiento de circunstancias que desea enviar la administración Biden.
Un ingrediente enigmático de los pasos de Harris por México lo ha constituido la presencia previa de cuando menos el subdirector de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés). El propio AMLO comentó de forma condescendiente la extraña llegada de David S. Cohen, quien según eso habría cumplido con tareas preparatorias del viaje de la vicepresidenta, una especie de “avanzada”.
“Una visita de rutina”, manifestó el mandatario, aunque su anterior embajadora en Estados Unidos, Martha Bárcena, había tuiteado: “Es inusual que la primera visita de un alto funcionario de la administración Biden-Harris sea la del director de la @CIA y experimentado diplomático William J. Burns” (la diplomática mencionó al director de la CIA y las versiones oficiales hablan sólo del subdirector).
En todo caso, el subdirector Cohen “se reunió con representantes de la cancillería, del Centro Nacional de Inteligencia, un organismo que forma parte de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, así como con mandos de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina Armada de México”, según nota de Emir Olivares y Gustavo Castillo en La Jornada (https://bit.ly/3id1AOQ).
En tanto se esclarecen las verdaderas intenciones de ese viaje de uno o dos de los principales mandos de la CIA, sobre todo en referencia al tema del crimen organizado y su desbordamiento en territorio nacional y hacia Estados Unidos, el gobierno de Joe Biden anunció que seguirá dando apoyo económico a organizaciones no gubernamentales y periodistas que “luchen” contra la corrupción en sus países. La decisión de la Casa Blanca va a contrapelo de lo demandado por el gobierno lopezobradorista mediante nota diplomática, en el sentido de retirar el financiamiento a organismos como Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, fundado por Claudio X. González, motor de la principal oposición a la administración andresina.
A esos ojos y manos de referencia exterior ha de sumarse la activa presencia de una misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en tareas de supervisión de los próximos comicios. Sumamente desacreditada en su historia, uno de sus lances más recientes en el papel golpista jugado en Bolivia, la OEA es otro más de los instrumentos habituales del intervencionismo del imperio vecino. Es necesario tener presente esta caracterización de la OEA para valorar sus pronunciamientos o “reportes” sobre los comicios del domingo.
Y, en tanto, con una rapidez declarativa que no contó con más respaldo que su propio dicho, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró que los autores de delitos violentos contra candidatos a puestos de elección popular “deben ser castigados con todo el rigor de la ley. Pero, hasta donde tenemos información, no tienen una motivación electoral”, (pues, vaya que está gravemente desinformada la titular de esa oficina floral)... ¡Hasta el próximo lunes, ya poselectoral!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero