Aunque parezca increíble, dado el incumplimiento de las farmacéuticas trasnacionales –que tienen en vilo a la humanidad– y la impúdica voracidad que las caracteriza, México acumula más de 42 millones de dosis de distintas vacunas contra el Covid-19, lo que, a nivel mundial, ubica a nuestra país en el escalón número 9 en cuanto a volumen recibido, y todas ellas rápidamente se distribuyen a lo largo y ancho del territorio nacional como parte del programa nacional de inmunización.
De hecho, ayer México recibió un millón de dosis del biológico de Sinovac y casi 600 mil de Pfizer, con las que, hasta el momento, el número acumulado asciende a 42 millones 347 mil 665, y contando. Ello va de la mano de la reactivación económica (ya se estima un crecimiento del producto interno bruto cercano a 7 por ciento en el presente año) y la “normalización” de todas las actividades en el país.
La inmunización poblacional por medio del Programa Nacional de Vacunación avanza sostenidamente, y tan sólo el pasado martes un millón 61 mil 962 mexicanos recibieron el biológico. En la mañanera de ayer, el presidente López Obrador informó que “vamos a tener vacunas adicionales de laboratorios y de gobiernos para poder cumplir con el compromiso de concluir en octubre, cuidando que no vaya a haber un nuevo problema, una tercera ola, vacunar antes de la temporada de frío, de lluvia, de invierno. Ese es el propósito, y se está vacunando hasta en los pueblos más apartados, porque no es nada más en las ciudades, aquí es relativamente fácil”.
El avance de la vacunación en México es alentador, pero si se considera la infame desigualdad existente en el acceso al biológico, que va de la mano de la voracidad de las trasnacionales farmacéuticas y el acaparamiento de las naciones más desarrolladas, entonces el paisaje mundial resulta terrorífico, porque a estas alturas son muchas las naciones pobres que no han recibido una sola dosis o las obtienen a cuentagotas.
En este sentido, un análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), bajo la firma de Benedicte Bull y Francisco Robles Rivera, señala que, de acuerdo con proyecciones de esa misma organización, “se espera que tanto el mundo en su conjunto experimenten recuperaciones de su tasa de crecimiento, pero, evidentemente, el logro de estos resultados dependerá en primer lugar de que aumente la eficacia en la contención de la pandemia y en especial de que se logre avanzar en las estrategias nacionales de inmunización. El éxito podría reducir el nivel de incertidumbre global y estimular al sector real de la economía, acelerando así el crecimiento económico, la reactivación del comercio y la recuperación del empleo y la formación de capital”.
El análisis de la Cepal subraya que la pandemia ha evidenciado la necesidad de “revitalizar y fortalecer el sistema de salud público y universal, arruinado por la dieta a que se ha sometido al sector público en general y a la salud en particular, en nombre de un liberalismo devastador que también llegó a socavar derechos universales como la salud, la educación y la generación de conocimientos”.
Además, “el Estado debe recuperar la capacidad de planificar la producción de bienes y servicios esenciales” Por ejemplo, “después de dos meses de pandemia, la administración pública de la mayoría de los países no fue capaz de producir cubrebocas, y ni siquiera sabía exactamente quién podía fabricarlos”.
Aunado a ello, la pandemia evidenció “la dramática ineficiencia de un sistema de generación de conocimientos médicos y farmacológicos, en el que la mayor parte del costo recae en el sector público, mientras la dirección de la explotación de esos conocimientos y los ingresos conexos se atribuyen al privado”, por lo que “es urgente que el aparato público desarrolle competencias autónomas sobre los medicamentos y las vacunas hasta la fase de pruebas en seres humanos y que, en consecuencia, se reduzcan drásticamente las posibilidades de apropiación de los enormes ingresos garantizados por los ´derechos de propiedad intelectual´ por parte de las empresas farmacéuticas”.
Las rebanadas del pastel
Por si alguien tuviera dudas, la decisión del “amigo” Joe Biden de mantener el financiamiento de su gobierno a organizaciones como “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad” da cuenta de las “buenas intenciones” (injerencistas) que el mandatario estadunidense tiene con su vecino del sur.