La banda colombiana Masacre nació a finales de los años 80, época en la que su país enfrentaba la violencia del narcotráfico y de grupos delincuenciales, por lo que optó por el death metal para hacer latente la furia, el miedo y la rabia que se vivían, lo que cristalizó en Reqviem (Osmose Productions, 1991), su primer álbum, el cual cumple 30 años de haber sido lanzado.
Es una radiografía de un país en el que la muerte y la violencia son costumbre; un paisaje sonoro de la convulsionada Colombia de ese entonces, lo que Álex Okendo, líder y vocalista de la banda, escribió hace tres décadas, sigue vigencia.
Desde su estudio de tatuajes, en Medellín, Alejandro Emiliano Oquendo Rodríguez, relató que el disco, emblema del metal latinoamericano, nació a iniciativa de la disquera francesa, que quedó maravillada con sus demos Colombia... imperio del terror (1989) y Cáncer de nuestros días (1990), así como por el EP Ola de violencia (1991).
Varias canciones de sus primeros trabajos integran este disco de nueve piezas que abordan la situación social y política de Colombia, sobre todo en la época de Pablo Escobar, de los sicariatos, de los cárteles de Medellín, que montaron sus gobiernos creando una narcodemocracia.
“En 91, se promulgó la constitución política del país, por eso la portada del álbum, una imagen del senado romano donde todos se apuñalan al mismo tiempo, de alguna manera identificaba todo lo que vivíamos en esos momentos, de ahí nacen canciones como Justicia ramera, Brutales masacres y Conflictos de paz”, detalló.
Señaló que a su pueblo le tocó vivir una guerra y luego la posguerra, esta última peor que la primera, porque en los conflictos armados ya sabe a lo que se enfrentará, pero en la segunda, la suciedad, corrupción, lo podrido que quedó de la lucha armada se filtró y contaminó todo.
Nativo de Medellín, Okendo relata que la gente de esa ciudad era reconocida por trabajadora, pero el narcotráfico empezó a mostrar a los jóvenes otra filosofía de vida, en la que el dinero fácil, el obtenido al “hacer la vuelta” (robar o comprar y vender droga), acabó con la labranza, con el pegarle (trabajar) a la tierra, con el trabajo honrado.
Destrucción
Pero el metal, con el que muchos le cantan al Diablo, a magos, dragones o vikingos, Masacre lo empleó para hablar sobre la destrucción causada por el verdadero demonio: el ser humano. En 33 años de carrera de la banda, este género le ha dado a Álex la mejor opción y camino de vida, porque le enseñó a identificar problemáticas que nunca se habían visto reflejadas en la música popular colombiana.
Al preguntarle si de no haber salido de Ekhymosis, banda de la cual se dice que Juanes lo echó por “incompatibilidad” de ideas musicales –Álex quería denunciar la brutal realidad que vivía su país y el popero no–, existiría Masacre, respondió que siempre se planteó el descontento, esa rabia por lo que pasaba, ya que creció en los barrios de Medellín, donde estaban en auge el sicariato y las pandillas. Todo le tocó muy cerca, pues tuvo amigos con los que escuchaba música, pero luego entraron en el espiral de la droga y la violencia.
De esta manera, el vocalista concibió el combo, referente importante en la escena metalera latinoamericana y mundial, así como el disco, obra maestra sonora y lírica. Después vendrían los álbumes Sacro (Lorito Records, 1996), Muerte verdadera muerte (Decade Records, 2001), Total Death (Hateworks, 2004) y Brutal Aggre666ion (Mórbida Productions, 2014), con los que Masacre recupera la memoria histórica de un pueblo azotado por la violencia.
En estos tiempos pandémicos, la agrupación se centró en componer cuatro nuevos temas para un EP, que lanzará a finales de este año o principios del próximo. Asimismo, el primero de junio entraron al estudio para grabar una nueva versión de Reqviem, mismas canciones sin arreglos ni cambios, pero con el sonido, la formación y toda la estructura que tiene la banda en la actualidad.
“Pensamos tenerlo listo en julio, para mandarlo a Francia y que Osmose Records lo saque en noviembre, como edición por su 30 aniversario. El álbum traerá ambas versiones, la de 91 y la del 2021”, comentó.
Recientemente, el gobierno colombiano lanzó una reforma tributaria. Respecto de eso señaló: “No veo un futuro, tristemente es la realidad, pero el pueblo ya está despertando; busca un cambio y si a través de mis letras y mi música contribuyo a ello, me doy por servido”.