Teherán. La Marina iraní anunció ayer el hundimiento de un gran buque cisterna en el golfo de Omán luego de horas de lucha infructuosa contra un incendio desatado a bordo.
La tripulación del Kharg pudo ser desalojada antes de que el buque se hundiera frente al puerto de Jask, en el sur del país, informó la Marina.
Las autoridades iraníes aseguran que se trata de un un “buque-escuela de apoyo” en servicio desde hace más de cuatro décadas.
Sin embargo, GlobalSecurity.org, página estadunidense especializada en cuestiones militares, afirma que se trata de un petrolero y portahelicópteros construido en Reino Unido.
Adquirido durante el periodo en el poder del último sah, el buque, de 207 metros de eslora, fue entregado en 1984, es decir, tras la revolución iraní (1979), cuando la recién nacida república islámica estaba en guerra contra Irak, agrega esta página web.
La televisión estatal iraní difundió imágenes aparentemente tomadas desde la orilla y mostrando una espesa columna de humo que se elevaba desde el mar e indicando que se trataba del barco en llamas.
El fuego comenzó en uno de los sistemas del navío, explicó la Marina. Los servicios de emergencia lucharon durante 20 horas contra el fuego, pero “la misión de rescate fracasó y el navío se hundió cerca del puerto de Jask”.
Las autoridades navales añadieron que el barco, en servicio desde hace décadas, realizó en estos días una misión de entrenamiento en aguas internacionales.
En 2020, 19 marineros iraníes murieron durante unas maniobras militares, después de que un barco de guerra fue alcanzado “por error” por un disparo.
En abril, Teherán dio a conocer que el barco comercial Saviz sufrió daños materiales en el mar Rojo debido a una explosión cuyo origen aún no se ha determinado.
El New York Times informó que el Saviz fue blanco de un ataque de Israel, en respuesta a “ataques anteriores de Irán”.
El gobierno iraní anunció hace unos días que su proyecto de oleoducto con destino a Jask había terminado y que el petróleo había podido transportarse hasta el puerto.
Para Irán, exportar crudo vía Jask significa ganar varios días de navegación respecto del puerto de Jark, en el Golfo, y también porque evita el estrecho de Ormuz, centro de tensiones entre Irán y Estados Unidos, cuyos navíos de guerra están presentes en la región.
Debido a las sanciones estadunidenses contra Irán, impuestas por Donald Trump para menguar sus exportaciones, Teherán es muy discreto sobre sus envíos de petróleo, destinados a los pocos clientes que aún tiene la osadía de comprarle.