Inaudito, pero cierto: 14 meses atrás, el precio del barril de la mezcla mexicana de exportación fue negativo (en apenas 24 horas se desplomó de 14.35 a -2.37 dólares), tras hundirse el correspondiente de uno de los principales marcadores del mercado internacional de crudo (el West Texas Intermediate, WTI). El caos, pues, resultante de los jaloneos entre los principales países productores y un mercado terroríficamente especulativo.
Pero 14 meses después, el barril mexicano de exportación se vende por arriba de los 65 dólares, contra un precio promedio de 42 billetes verdes aprobado por el Congreso como parte del Presupuesto de Egresos de la Federación para el presente año, de tal suerte que a la fecha la diferencia entre lo registrado y lo previsto supera, positivamente, el 50 por ciento, lo que se traduce en mayores ingresos para las arcas nacionales.
En abril de 2020 el mercado petrolero internacional se sacudió tras registrar que “los precios futuros del crudo estadunidense (WTI) cerraron en negativo por primera vez en la historia, pues se acabó el espacio de almacenamiento, lo que desalentó a los compradores. La demanda física de crudo ha desaparecido creando un exceso de oferta mundial, pues miles de millones de personas se quedan en casa para frenar la propagación del Covid-19. El contrato de WTI, uno de los crudos marcadores en el mercado internacional, para mayo en Estados Unidos cerró en -37.63 dólares (¡cifra negativa!) por barril, cuando un día atrás se vendió a 17.73 dólares”.
Por aquellos ayeres, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) advertía que los precios internacionales del crudo colapsaron desde marzo de 2020, la mayor caída mensual desde la crisis de 2008. “Las ramificaciones de la pandemia de Covid-19 fueron la principal fuerza impulsora, lo que resultó en un choque mundial sin precedente de la demanda y las ventas masivas en los mercados mundiales en medio de un importante superávit de crudo”. Lo que empeoró el de por sí negro panorama fue la caprichosa decisión de Arabia Saudita (uno de los grandes productores mundiales) de reducir 20 por ciento los precios de su crudo.
Pues bien, 14 meses después la misma OPEP informa que las naciones que la integran, más sus “aliados”, acordaron “mantener los aumentos progresivos de la producción entre mayo y julio del presente año, ante el comportamiento estable del mercado, según se concluyó en la 17 Reunión Ministerial, en la que participó México. Como reacción, los precios de referencia internacional subieron y el Brent del Mar del Norte llegó a superar los 71 dólares, su nivel más alto desde marzo, debido a las expectativas de un aumento de la demanda por combustible durante la temporada de verano en Estados Unidos. En la reunión se decidió reintegrar al mercado alrededor de 350 mil barriles diarios en junio y 450 mil en julio” ( La Jornada).
En el insólito acontecimiento del 20 de abril de 2020, si Petróleos Mexicanos quería colocar un barril de petróleo en el mercado internacional debía pagar para que alguien lo comprara (como sucedió con el WTI, el marcador gringo) lo que suponía el peor “negocio” de la historia. Felizmente, la sacudida fue igual de inaudita que de momentánea, porque los países productores entendieron que los caprichos y las manipulaciones de Arabia Saudita no conducían sino al desastre.
Y de aquel terrorífico precio de menos 2.37 dólares por barril de la mezcla mexicana registrado el 20 de abril de 2020, al día siguiente el crudo nacional se vendió a 7.12 dólares y de ahí comenzó la recuperación, hasta llegar a 65.36 dólares al cierre de ayer. Por cada dólar de aumento en el precio del crudo nacional de exportación, la arcas nacionales obtienen casi un millón de dólares adicional por día, siempre considerando lo autorizado por el Congreso (los citados 42 billetes verdes).
Las rebanadas del pastel
Bien dice la secretaria de Energía, Rocío Nahle, que “el incremento escalonado de la producción petrolera (y de los precios) va en paralelo con la recuperación económica” … Como parte de su campaña sucia, el dinero de la ultraderecha autóctona no deja de correr en los medios internacionales (ahora muy “preocupados” por las elecciones en México, según dicen)que se forman para obtener su rebanada. Y en el estercolero, ahí está, oootraaa vez, la circulación de falsas portadas de La Jornada. Ni en eso es creativa.