Nueva York., El país que se proclama el campeón mundial de la democracia, y que en los últimos días presentó su propuesta para promover sus “valores democráticos” alrededor del mundo, enfrenta graves riesgos internos a su propia democracia.
El presidente Joe Biden en su visita histórica a Tulsa, Oklahoma, ayer, para conmemorar el centenario de una masacre perpetrada por una turba blanca que mató a unos 300 afroestadunidenses y detuvo a miles en campamentos –es el primer mandatario en marcar ese evento–, vinculó ese “acto de terrorismo doméstico” con las expresiones de odio y racismo de supremacistas blancos y ultraderechistas en fechas recientes, incluidas maniobras para suprimir la participación plena de minorías en la democracia estadunidense.
Al anunciar ahí que la vicepresidenta Kamala Harris encabezará el esfuerzo para proteger el derecho a sufragar y confrontar esfuerzos republicanos “antiestadunidenses” para suprimir el voto, Biden afirmó que “ese derecho sagrado está bajo asalto con una intensidad increíble como nunca he visto antes”.
Comentó que una sobreviviente (de 107 años de edad) de la matanza en Tulsa le dijo que ver el asalto de derechistas contra el Capitolio el pasado 6 de enero, “le rompió el corazón”, ya que le recordaba a los extremistas blancos que masacraron su comunidad hace un siglo. Biden recordó que la comunidad de inteligencia ha declarado que “el terrorismo de la supremacía blanca es la amenaza más letal a la patria hoy día”.
El presidente, junto con líderes legislativos –incluidos unos pocos republicanos– y un coro cada vez más amplio de expertos, defensores de derechos civiles y políticos, han alertado recientemente que la democracia estadunidense está “bajo amenaza”.
Esa amenaza se presenta abiertamente en varias partes del país, incluso dentro del propio Capitolio. En los últimos meses, y en los últimos días, un amplio sector identificado con el proyecto neofascista de Donald Trump continúa insistiendo, sin prueba alguna, en que la elección presidencial fue robada por los demócratas en un magno fraude. Más aún, algunos afirman que el gobierno de Biden es ilegítimo y buscan anularlo mediante múltiples investigaciones que están promoviendo sobre ese supuesto fraude en varios estados claves; algunos hasta han promovido la necesidad de un golpe de Estado para “rescatar” al país.
A la vez, con miras a las elecciones intermedias de 2022 y la presidencial de 2024, gobernadores y legisladores estatales republicanos en por lo menos 14 estados han promulgado 22 nuevas leyes para “limitar el acceso al voto” este año, y otros 61 proyectos de ley en 18 estados más están bajo consideración, reporta el Brennan Center for Justice.
Estas iniciativas buscan en gran medida suprimir el voto de minorías y sectores que suelen favorecer a los demócratas. Otros más buscan redibujar distritos electorales en estados claves para favorecer a los republicanos. Todo bajo la justificación de proteger contra el fraude, aunque no existe evidencia de fraude significativo en ninguna parte del país.
El pasado fin de semana legisladores demócratas en Texas lograron descarrilar de manera temporaria una de las medidas más extremas para suprimir el voto y facilitar los mecanismos para revertir resultados electorales que no favorecen a los republicanos, pero el gobernador promete impulsarla de nuevo.
Mientras, senadores republicanos lograron impedir la aprobación de un proyecto de ley para establecer una comisión independiente que investigue la intentona de golpe de Estado del pasado 6 de enero, en la que fueron heridos más de 140 policías y uno murió. Las autoridades federales han acusado penalmente a más de 400 participantes.
Pero aliados de Trump, incluidos varios diputados y senadores federales, siguen promoviendo lo que críticos llaman “la gran mentira” del fraude y el resultado electoral. Algunos insisten en que Trump es el presidente legítimo, y que se tiene que combatir a las fuerzas “socialistas” que han tomado al gobierno federal y puesto en riesgo a todo el país. En foros como el realizado el pasado fin de semana, Patriotas por Dios & Patria, en Texas, se nutren las teorías de conspiración y se contempla la necesidad de un golpe de Estado.
A pesar de la nula evidencia de algún fraude significativo, de que los tribunales rechazaron las múltiples demandas solicitando anular resultados en varios estados, y de que el proceso de certificación ha concluido, no se ha logrado superar la crisis democrática provocada por Trump y sus cómplices. Al contrario, republicanos y derechistas están buscando anular el sufragio efectivo para mantenerse en el poder alarmando a defensores del proceso democrático.
Académicos critican iniciativas republicanas
Más de cien académicos expertos en procesos democráticos difundieron ayer una declaración expresando su preocupación sobre el futuro democrático del país. Indicaron que las iniciativas estatales promovidas por republicanos están causando cambios donde ya “no se cumple con las condiciones mínimas para celebrar elecciones libres e imparciales. Por lo tanto, toda nuestra democracia ahora está en riesgo”.
Critican que las “leyes antidemocráticas” que se están adoptando con la justificación falsa de prevenir el fraude resultarán en gobiernos electos por una minoría, “violando el principio democrático de que los partidos que reciben más votos deberían ganar las elecciones”. Advierten que “estas acciones ponen en duda si Estados Unidos permanecerá en democracia”.
Para contrarrestar todo esto, se suman a la demanda de promover legislación federal –dos proyectos de ley complementarios están ante el Congreso ahora– con el fin de establecer normas nacionales para asegurar el ejercicio pleno del voto y el manejo independiente de elecciones. “Nuestra democracia está fundamentalmente en juego. La historia juzgará lo que hagamos en este momento”, concluyen.
(https://www.newamerica.org/political- reform/statements/statement-of-concern/).
Otros columnistas, analistas e intelectuales continúan sonando la alarma. El veterano periodista de televisión Dan Rather, después de resumir que hubo un intento de robo de una elección presidencial, encabezado por el presidente Trump, y una intentona de golpe, y ahora los esfuerzos para suprimir el voto, comentó que “estamos viviendo en tiempos peligrosos que no pueden ser normalizados ni ignorados”.