Ciudad de México. Con unas mudas de ropa, una grabadora de voz y sin saber inglés, Lucía cruzó la frontera hacia Estados Unidos en busca de trabajo, acompañada de sus pequeños hijos, Max y Leo, alentados por el deseo de conocer Disneylandia, su sueño.
Los lobos, película “semi-autobiográfica”, de Samuel Kishi Leopo, que se estrenará el 10 junio en salas a nivel nacional, retrata la vida de una familia migrante, aborda el significado de la maternidad y las dificultades de residir en un país extraño.
La cinta recrea las “nebulosas imágenes” generadas por la memoria para hablar de la infancia, la incertidumbre, la impotencia y la reintegración, así como de la adaptación a un nuevo entorno y el significado del hogar.
La trama, contó el director Kishi Leopo, “surge de una anécdota que vivimos con mi mamá, mi hermano y yo, cuando éramos muy chiquitos. Está narrada con la visión que tenía a esa edad, de los recuerdos de un drama migratorio, la experiencia de llegar a un país nuevo y quedarnos –mi hermano y yo– encerrados en un pequeño departamento mientras esperábamos que regresara mi madre de trabajar”.
También se devela “la experiencia de mi mamá, quien utilizó el recurso del sonido con una pequeña grabadora para dejarnos cuentos, canciones, clases de inglés y las reglas de la casa. Nos decía: ‘si no recuerdan, pónganle play’”.
Multiculturalidad
Cuando comenzó a gestarse Los lobos, “pensé en contar la historia a partir de los recuerdos de la infancia, así como la visión de cómo los niños podían transformar cuatro paredes y salir de ahí gracias a sus dibujos, a la imaginación. Este elemento nos ayudó a que el drama migratorio tuviera otro tipo de sensación, que no se convirtiera, en este sentido, en un melodrama”.
Puntualizó: “Quise hacer un retrato en el que mezclamos elementos del documental en la ficción, amalgamando a los personajes de la ficción con los reales, del lugar, sus alrededores y la multiculturalidad de una comunidad, que por mucho tiempo, se ha nutrido de la migración”.
En la cinta, Lucía (Martha Reyes Arias), Max (Maximiliano Nájar Márquez) y Leo (Leonardo Nájar Márquez llegan a Albuquerque, en busca de una vida mejor, pero sin recursos ni un lugar para establecerse. Sin embargo, la mujer consigue un pequeño departamento.
Los niños, al paso de las horas y los días, exploran a través de la ventana el inseguro barrio habitado por latinos y asiáticos. Ellos construyen un universo imaginario por medio de sus dibujos, siempre con el anhelo de que se cumpla la promesa de ir a Disneylandia.
Otro aspecto que resaltó el director en la historia fue el de los niños migrantes. “Cuando llegamos a las locaciones en California y en Nuevo México, encontramos casos como el de Max y Leo: muchos pequeños aislados en los departamentos, con la incertidumbre de si verían regresar del trabajo a sus padres”.
Martha Reyes Arias explicó que, para el personaje de Lucía, buscó “salir del estereotipo de lo que tienen que ser las mamás, el cual tenemos arraigado en el imaginario colectivo, pues nuestra visión es que llegan cansadas de trabajar, hacen de cenar y sonríen; esto en vez de ayudarnos, nos hace sentir más solas y sin plenitud, porque no llegamos a ser lo que el mundo dicta sobre determinadas conductas, tal como sucede con el estereotipo de belleza”.
En la película, retomó el director, “me interesó hablar de resiliencia, solidaridad y empatía, así como de la creación y formación de un hogar. Nos hacen falta grandes dosis de empatía y ternura, luego de lo que vivimos con la pandemia, la violencia alrededor del mundo y las injusticias sociales; en este sentido es importante crear obras que aborden estos temas y sumen a la búsqueda de una solución”.
La producción de Los lobos es de Inna Payán Stoupignan y Leticia Carrillo Silva; la coproducción, de Mónica Lozano y Kishi Leopo. Con guion de este último, Sofía Gómez Córdoba y Luis Briones, ha recorrido festivales alrededor del mundo y ha ganado más de 28 premios.