La mortalidad por Covid-19 ha tenido una mayor incidencia en los casos ambulatorios, fuera de los hospitales de las instituciones de salud, y el principal grupo afectado es el de entre 50 y 75 años de edad, particularmente los sexagenarios, sostuvo Julio Santaella, presidente de la junta de gobierno del Inegi.
Puntualizó que la información oficial de salud es de alta oportunidad, pero de cobertura limitada; mientras, la del Inegi tuvo el propósito de ser de mayor extensión, prácticamente universal a través de los certificados de defunción aunque con menos oportunidad, son “retratos más completos, pero menos frecuentes de lo que ocurría con la pandemia”.
Sostuvo que la pandemia generó la necesidad de información, como la actualización sobre decesos que generalmente se presentaba cada año y casi 10 meses después del año de referencia, lo cual resultó insuficiente para conocer este fenómeno.
En la primera conferencia de la Semana de la evaluación glocal, convocada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), explicó que el hecho de que muchos fenómenos se trastocaran por la pandemia implicó un proceso de comunicación diferente con el distanciamiento social, las explicaciones tradicionales no fueron suficientes y se debió expandir la información.
En la mesa “Estrategias para la generación de evidencia en contexto de pandemia”, Santaella agregó que hubo fenómenos que requirieron más información, como la evolución económica o los mercados laborales, así como el impacto en las estructuras económicas en patrones de consumo y empleo. Había necesidad de conocer lo que pasaba en las unidades económicas, indicó.
Mencionó que hay una nueva dinámica social, por ello los métodos de las oficinas de estadística debieron adaptarse con encuestas telefónicas. Dijo que, al buscar aproximar los fenómenos de interés desde distintas vertientes, se hicieron encuestas en agencias funerarias y en cementerios públicos, lo que mostró el panorama sombrío del Covid-19.