El Instituto Nacional de Pediatría (INP) enfrenta una “precaria situación presupuestal”. Necesita 151 millones de pesos para comprar los insumos básicos, con el fin de garantizar la prestación de servicios médicos de alta especialidad. El titular de Administración, Eduardo Muñoz, envió un oficio a la directora médica, Mercedes Macías, donde le solicita indicar cuáles insumos representan “soporte de vida” para la atención de los pacientes, con el propósito de darles prioridad en los procesos de adquisición.
El problema es que el listado contiene 62 productos (desde medicamentos, dispositivos, material quirúrgico, de laboratorio y de curación) indispensables para la atención de los pacientes. Macías contestó en otro oficio, fechado el 26 de mayo de 2021, que “lo único que podría considerarse no prioritario” es el vestuario de los trabajadores.
De no contar con el resto de los bienes, el instituto “se vería obligado a cancelar los procedimientos quirúrgicos” de pacientes que ya están hospitalizados, así como los programados en lista de espera.
La comunicación entre ambos funcionarios se dio a través de oficios, de los cuales La Jornada tiene copias. Uno de ellos, de Eduardo Muñoz, tiene fecha del 11 de mayo y está dirigido a la directora médica, así como a los titulares de Investigación, Enseñanza y Planeación.
De la dirección médica depende la prestación de los servicios médicos a los enfermos, niñas y niños con padecimientos complejos que sólo se pueden resolver en un hospital de alta especialidad como el INP.
A causa del déficit presupuestal, el director de Administración solicitó que le informen cuáles insumos son prioritarios para darles esa categoría en las adquisiciones. También planteó que le informen cuál sería el impacto en las respectivas áreas en caso de no contar con los productos. Lo anterior tiene la finalidad de contar con argumentos en las peticiones que se realizan ante las secretarías de Salud (Ssa) y de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Los oficios dan cuenta del desabasto que persiste en las instituciones de salud, en este caso las que dependen de la Ssa. La semana pasada, La Jornada publicó acerca de las carencias en el Instituto Nacional de Cancerología, donde los médicos –cuando es posible– recurren a sustituciones de medicamentos para no suspender o posponer los tratamientos de quimioterapia.
Ahora, en el INP, la directora médica advierte que, “de no contar con las suturas en las cantidades y especificaciones requeridas por el área usuaria, el instituto se vería obligado a cancelar” las cirugías, además advierte que para estos procedimientos hay “una ventana de oportunidad”.
Si no se llevan a cabo se pierde tal oportunidad, lo que “tiene impacto en la calidad de vida, la función y, en muchos casos, se pone en peligro la propia vida de los pacientes”.
La funcionaria resaltó que cada año en el INP se otorgan alrededor de 200 mil consultas, 5 mil cirugías, un millón 100 mil exámenes de laboratorio, 60 mil estudios de imagenología y 6 mil terapias. Estas actividades son posibles sólo si se cuenta con los insumos, equipos, tecnología y servicios indispensables, recalcó.