París. El fallido proyecto de la Superliga europea, anunciado en abril por 12 grandes clubes y que días después se vino abajo, “no pretendía defender los intereses del futbol”, declaró el presidente del París Saint-Germain, Nasser Khelaifi, para quien la Liga de Campeones debe ser “preservada”.
El dirigente precisó: “puedes contemplar cambios, pero no romper la tradición de que cada club pueda aspirar a alcanzar sus sueños”, insistió el presidente del PSG, equipo que se mantuvo leal a la UEFA y a su Liga de Campeones (antes Copa de Europa), la competición emblema del futbol europeo desde 1955.
Como recompensa a no formar parte de los clubes rebeldes, Khelaifi fue nombrado al frente de la Asociación Europea de Clubes (ECA), en lugar del desacreditado Andrea Agnelli (Juventus), uno de los líderes de la Superliga.
Para el dirigente catarí, el hecho de que el proyecto de Superliga, que preveía reunir cada temporada a 15 clubes “fundadores” clasificados de oficio y únicamente a cinco equipos seleccionados por criterios deportivos, era una línea roja en total oposición con el sistema de méritos y competencia leal con que se rige el futbol europeo.
“Todos los equipos deben tener la posibilidad de participar algún día en las principales competiciones, manteniéndose bajo el ala de la UEFA”, señaló Khelaifi, asegurando que está abierto a que haya evoluciones del formato de la competición reina.
“La Liga de Campeones es una marca muy sólida, que debe ser preservada, pero siempre tenemos que poder adaptarnos al mercado y eso es una realidad para todas las competiciones, nacionales o internaciona-les”, concluyó.
La UEFA emprendió en los últimos meses una profunda reforma de la Liga de Campeones para la etapa que comenzará en 2024, contemplando pasar de 32 a 36 participantes y añadiendo 100 partidos suplementarios a cada edición. El nuevo formato sigue el ejemplo de las competiciones de ajedrez para remplazar la actual fase de grupos.
Ese formato, considerado por muchos demasiado complicado, ha suscitado críticas, especialmente por sobrecargar aún más el calendario y la actividad de los futbolistas.
De manera paralela, la UEFA abrió expedientes disciplinarios a Real Madrid, Barcelona y Juventus, los tres clubes que todavía no renunciaron al proyecto de Superliga europea.
En tanto, en Londres los aficionados del Chelsea se congregaron en las calles aledañas al estadio de Stamford Bridge después de que sus ídolos vencieran el sábado al Manchester City en la final de la Liga de Campeones en Portugal.
En abril, los finalistas Blues y Citizens formaban parte del proyecto de la Superliga, pero pronto dieron marcha atrás y mostraron arrepentimiento. Se alinearon así de nuevo con la UEFA.