Tras dos décadas de intentos frustrados por introducir papa fresca en todo territorio mexicano, el gobierno de Estados Unidos y los productores de aquel país usan el tratado comercial de la región de América del Norte (T-MEC), para tratar de lograr su objetivo, ante la negativa de los productores locales, quienes defienden que su postura no es reflejo de temor a la competencia, sino obedece a cuestiones fitosanitarias.
En 2002 los gobiernos mexicano y estadunidense acordaron resolver problemas que limitaban sus respectivos mercados; por un lado, Washington se comprometió a ampliar el acceso al aguacate mexicano, mientras México convino en abrir la frontera a las papas fresas de aquella nación.
El resultado: casi 20 años después, el aguacate es uno de los principales productos de exportación de México hacia Estados Unidos; mientras las papa estadunidense sólo puede ingresar en una franja de 16 millas a lo largo de la frontera entre los dos países.
Por lo anterior, hace unos días, durante la primera reunión de la Comisión de Libre Comercio del T-MEC, Katherine Tai, representante comercial de EU, expuso a Tatiana Clouthier, secretaria de Economía, la necesidad de que los productos agropecuarios de su país circulen libremente por todo el territorio mexicano.
En esa reunión, la funcionaria estadunidense pidió a la mexicana facilitar la entrada de productos como la papa fresca y la reanudación de las autorizaciones de productos biotecnológicos, como el glifosato.
El pasado 28 de abril la Suprema Corte de Justicia de la Nación revocó una decisión de un tribunal que en 2017 amparó a productores merxicanos e impidió que el gobierno federal mexicano pusiera en práctica regulaciones para permitir la importación de papa fresca estadunidense en todo el país. Es decir, abrió la puerta para que comience el proceso para permitir la entrada de dicho producto.
No obstante, esta semana, la Comisión de Papas de Idaho, una agencia estatal de EU, reveló que la Confederación Nacional de Productores de Papa de la República Mexicana (Conpapa), organismo privado mexicano, alcanzó un acuerdo con el gobierno, el cual consiste en que la mitad de los envíos de papa de EU serán analizados en un laboratorio que elijan ellos, y la otra, en uno administrado por el gobierno.
Lo anterior, dijo la agencia estadunidense, es preocupante, dado que eso significa que los productores mexicanos tendrán participación directa en la inspección.
Hace unos días la Conpapa manifestó su inconformidad por la decisión de la Suprema Corte, argumentando que estudios del mismo gobierno han arrojado evidencia científica sobre el peligro del ingreso de plagas al país por medio del tubérculo estadunidense.