Prohibido no volar es la premisa de la obra Bozal, donde se mantiene suspendidos en el aire a los actores, al público y a la escenografía.
Las recomendaciones a “las 90 personas”, que asisten al foro teatral, son indispensables para vivir la experiencia de Richard Viqueira, quien también dirige: “Vestir ropa cómoda, evitar traer tacones y bolsos grandes, no es apta para personas con problemas de mareos, nervios, miedo extremo a las alturas o cualquier condición médica o medicación que no sea compatible con este espectáculo”.
Bozal cuenta la historia de un hombre en el espacio que, aislado en el vacío por un desperfecto en la máquina de vuelo, descubre que no está solo en medio del universo. Recluido en el interior de la nave, lejos de la Tierra y de su familia, el astronauta intenta convivir con su lunático compañero, sometido a las órdenes del controlador que falla una y otra vez, como si algo extraño estuviera ocurriendo en el mundo.
En palabras de Viqueira: “La historia versa en torno a la conquista espacial, a principios de la época pionera de estos viajes; son dos astronautas que van rumbo a la luna y en el trayecto comienzan a desconfiar el uno del otro, a tal grado que llegan a atacarse; también hay otro personaje que es un controlador de tierra que establece relaciones con ellos e intenta solucionar las cosas, pero a la distancia”.
Este montaje, prosiguió el director, “es de ciencia ficción en teatro, género poco socorrido, pero con la particularidad de que 40 desconocidos vuelan y se hermanan en el aire, mientras los demás espectadores permanecen abajo; pero quienes están suspendidos en el aire –unos en canastillas y otros en una especie de columpio– observan la obra ya sea a nivel de piso, o a cinco y diez metros, según varían las alturas mientras transcurre la historia”.
Bozal, recordó, “se ha desarrollado durante 10 años, desde que se escribió y luego se concibieron los aspectos técnicos que no son nada fáciles, porque se requieren ingenieros, matemáticos y jefes de tramoya. En este caso, me interesó que a diferencia del cine de ciencia ficción, donde hay edición o efectos especiales, ésta fuera realizada con elementos exclusivamente teatrales, además la distancia entre cada asistente es de más de cinco metros”, lo cual cubre lo relacionado con protocolos sanitarios.
Sobre el título, Viqueira comentó: “Al principio de la conquista espacial se enviaban perros en las naves, obviamente eran sacrificados; pero en la obra cuando los personajes tienen problemas comienza a florecer su lado animal, donde la supervivencia es lo único que importa. El bozal, entonces, es el elemento coercitivo, que no permite que aflore la naturaleza bestial de alguien”.
Esta obra, dijo el director, “ya tuvo 80 funciones hace cuatro años y estamos rumbo a las 100 representaciones, con las cuales cerrará Bozal su última temporada”.
En el reparto están Omar Adair, David Blanco y Ángel Luna. Es una producción teatral nacional de Chibal Entertainment y Kraken Teatro, realizada con el Estímulo Fiscal del Artículo 190 de la LISR (Efiartes) con el apoyo de ASUR.
Bozal, se enmarca en el contexto de #VolverAVerte e inició temporada el pasado 27 de mayo, la cual concluirá el 20 de junio, con funciones de miércoles a domingo, a las 18 horas en el Teatro de las Artes, del Centro Nacional de las Artes.
La producción recomienda al público acudir con 30 minutos de anticipación a la función, así como vestir ropa cómoda para facilitar la colocación del mecanismo de seguridad para su participación dentro del dispositivo escénico.