José Luis González, quien el pasado primero de marzo burló la seguridad y llegó hasta el templete del salón Tesorería, de Palacio Nacional, para hablar con el presidente López Obrador, volvió ayer a las afueras del despacho del jefe del Ejecutivo. “No me da miedo y si quiero vuelvo a entrar”, advirtió en entrevista.
Dijo que aquel día –“después de 25 (intentos)”– logró entrar al recinto en la madrugada por un hueco en el estacionamiento y avanzó hasta el salón, a donde se metió con una escoba y un trapeador, por lo que los guardias –militares y civiles– creyeron que era personal de intendencia.
Hace casi tres meses, apareció de pronto en plena tarima donde se dan las conferencias mañaneras y abordó al mandatario. Más tarde se sabría que era un ex convicto, originario de Durango, quien asegura le sembraron droga y le impedían ver a su hija.
Ayer rondaba las entradas de Palacio Nacional que ahora tienen un mayor control de seguridad y declaró que no se ha dado solución a ninguna de sus demandas, por lo que pidió hablar directamente con López Obrador para que los ayude a él y a su mamá. “Nada más pido eso”.