Goma. Cerca de 400 mil personas, entre ellas 280 mil niños, abandonaron la ciudad de Goma, al este de la República Democrática del Congo (RDC), ante la posibilidad de que el volcán Nyiragongo vuelva a entrar en erupción, informaron ayer las autoridades.
Al iniciarse el día, la ciudad estaba casi desierta y no había despliegue militar o policial visible. Ningún comercio estaba abierto y sólo se veían algunos peatones y mototaxis en las calles.
“Me quedé en la ciudad. Sé que estoy en peligro inminente, pero no tengo alternativa”, contó la encargada de un comercio de venta de cerveza que permaneció abierto, Aline Uramahoro. “Me iré cuando el volcán comience a escupir”, agregó.
El jueves, un río de magma se detectó bajo la zona urbana de Goma, que se extendía bajo el lago Kivu, por lo que se ordenó la evacuación total de la ciudad. El gobierno “ha querido preservar a las poblaciones que viven en el recorrido de posibles ríos de lava”, y advirtió que el retorno a sus hogares “sólo se producirá cuando la amenaza haya quedado totalmente descartada”.
También antier, un grupo de científicos se desplazó a la cima del volcán para evaluar los riesgos de una nueva erupción y “observar y extraer datos actuales, que permitirán al gobierno tomar decisiones futuras”, declaró el portavoz del gobierno, Patrick Muyaya.
La ciudad de Goma cuenta oficialmente con más de 600 mil habitantes y la aglomeración urbana suma 2 millones, según la administración. Hasta la fecha, 32 personas han muerto desde la erupción del sábado pasado. El volcán Nyiragongo entró en erupción repentinamente aquel día, provocando un primer éxodo de residentes.
Hay cuatro tipos de riesgos ahora, según las autoridades: los temblores de tierra; la toxicidad del aire y el agua por las cenizas dispersas en la atmósfera; una “erupción secundaria”, con la posibilidad de que la lava surja directamente del suelo en la ciudad, y el peor escenario, la explosión de una “reserva de gas bajo el lago Kivu por contacto con el magma”.
La anterior gran erupción del Nyiragongo, el 17 de enero de 2002, mató a cerca de 100 personas.
Esto ocurre en un país con población total de 86.79 millones de personas, donde 27.3 millones sufren desnutrición aguda y otros siete millones están en situación de riesgo alimentario, según las más recientes cifras de la organización Care RDC, que considera que la república africana padece una de las peores hambrunas del mundo, y que esta situación es prevenible.
La organización aseguró que la misión humanitaria para la República Democrática de Congo ha perdido financiamiento y visibilidad drásticamente en los años recientes, y que la causa principal de la crisis alimentaria es la violencia de grupos rebeldes que combaten a las fuerzas militares regulares, e incluso a misiones de la Organización de Naciones Unidas, que trabajan en ese país.