El antropólogo y sociólogo francés David Le Breton, uno de los teóricos que ha centrado sus reflexiones en el cuerpo y problemas en la época actual, sostuvo que “el dolor es un fenómeno semántico, de alguna manera. Un fenómeno de sentido. La dimensión neurofisiológica se borra por completo frente al poder del sentido en nuestra condición humana”.
Durante la conferencia virtual La experiencia del cuerpo doliente, que se realizó este jueves como parte de las actividades de El Aleph Festival de Arte y Ciencia, Le Breton expresó que nunca estamos totalmente desamparados frente al dolor, porque “contamos con una serie de técnicas o con el apoyo de personas que nos ayudan a superar esa prueba”.
A manera de ejemplo, mencionó el caso de las enfermeras, en específico una situación que Simone de Beauvoir escribió en el libro Una muerte muy dulce, en el que cuenta los últimos días de su madre en el hospital.
“Simone de Beauvoir explica que una enfermera consigue aliviarla de manera increíble. Con sólo sentarse al lado de la madre y poner la mano donde le duele, se siente aliviada enseguida, pero cuando viene otra enfermera, por más que haga los mismos gestos, no consigue nada. También es la dimensión del sentido”.
En la conferencia transmitida por diversas plataformas de la Universidad Nacional Autónoma de México, como la de Cultura UNAM (http://culturaunam.mx/elaleph/ ), David Le Breton expresó que la medicina ve de manera demasiado unívoca el dolor; lo mismo pasa con el sentido común: todos vemos el dolor como algo trágico.
Afirmó que el dolor es un fenómeno muy complejo. “Me gustaría mostrar por medio de mi análisis de la pluralidad y las ambivalencias del dolor, cuando se trata de la experiencia íntima y no de los mecanismos neurofisiológicos que no tienen nada que ver con nuestra manera de sentirlo.
“El dolor es un elemento que interesa a los antropólogos, porque nos muestra cómo, en nuestra más profunda intimidad, existen elementos sociales, culturales, relacionales y también contexto.”
El antropólogo refirió que el dolor siempre está impregnado de sentido. “No existe dolor sin sufrimiento. Cualquier dolor tiene una resonancia moral; afecta la vida cotidiana. Tiene repercusiones a lo largo de la vida, entonces no tiene sentido oponer el dolor y el sufrimiento”.
El profesor de sociología en la Universidad de Estrasburgo, autor de Elogio del caminar, explicó que el dolor es un hecho de la existencia. “El que sufre no es el cuerpo, sino el individuo en su conjunto. El dolor es un fenómeno social, cultural, personal. El dolor no se limita a un órgano o una función: también es moral, aunque solamente afecta un fragmento del cuerpo”.
Para el antropólogo, el dolor siempre está contenido en el sufrimiento, porque el sufrimiento es lo que el individuo hace con su dolor, y lo que hace con su dolor abarca sus actitudes. Por ejemplo, su resignación o al contrario, su resistencia.
“Es que el dolor siempre es a la vez una emoción y una percepción. El dolor es una emoción, ya que cambia la tonalidad afectiva de nuestra relación con el mundo. También es una percepción, porque cuando digo: ‘me duele la cabeza’ o ‘me duele el estómago’ descifro o descodifico significados que pasan por mi cuerpo”, añadió.
Le Breton dio ejemplos de los tipos de dolor, cuyos sufrimientos son diferentes, como el dolor sufrido, o el dolor escogido, que es el de las personas que siguen disciplinas corporales muy intensas, como los deportistas o los bailarines; el dolor de las personas de la calle, o el provocado por las escarificaciones y otras agresiones al cuerpo.
Al final, se refirió a la erotización del dolor en el contexto del masoquismo. “Esas personas erotizan su dolor. Lo hacen con mucha precisión. El sadomasoquismo es un verdadero ritual”.