Nueva York. Antes de su muerte, ocurrida a los 50 años a comienzos de abril, el rapero DMX se preparaba para relanzar su carrera con la publicación de su primer álbum de estudio en casi 10 años.
Titulado Exodus, la producción publicada ayer por Def Jam Recordings, unos dos meses después de su muerte en un hospital de las afueras de Nueva York a raíz de un infarto, emana un sentimiento de redención a lo largo de sus 13 canciones.
Es el octavo álbum oficial del rapero nacido Earl Simmons, que se hizo famoso a fines de los años 90. En él aparecen vedettes del hip hop como Jay-Z, Nas y Snoop Dogg, y también hay incursiones de Alicia Keys, Usher y Bono.
Los célebres ladridos de DMX son más feroces que nunca en That’s My Dog, Hood Blues o Bath Salts, grandes ejemplos de su estilo crudo y duro.
Pero también está presente su sensibilidad poética y vulnerabilidad, sobre todo en Hold Me Down, acompañada de un ferviente piano. En Letter to My Son, DMX, padre de 15 hijos, evoca su dolor interior y su agitada vida acompañado por un conmovedor violín.
Swizz Beatz, amigo de toda la vida de DMX y su productor, culminó el álbum póstumo.
“Mi hermano X era una de las almas más puras que jamás conocí. Consagró su vida a la música y a su familia”, dijo.
La muerte de DMX, tras una semana de coma, generó varios homenajes, sobre todo en su Nueva York natal.
Muchos de sus fans dijeron admirarlo por hablar abiertamente de sus problemas personales.
El rapero tuvo una infancia y adolescencia difícil, con problemas con las drogas desde los 14 años. Estuvo en prisión varias veces.
“DMX estaba impaciente de que sus fans escucharan este álbum, para mostrarles cómo estimaba a todas las personas que lo habían apoyado de manera incondicional”, dijo Swizz Beatz.