Saber el momento preciso en que hay que oprimir el botón de la cámara es uno de los secretos de la fotografía, en especial del fotoperiodismo. Este sexto sentido es algo que ha distinguido el trabajo de la fotógrafa mexicana Christa Cowrie (Hamburgo, Alemania, 1949), ahora protagonista de La solemnidad del poder y sus fisuras en el fotoperiodismo de Christa Cowrie (Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco/Editorial Terracota), de Elsie Mc Phail Fangar.
Este no es un libro común y corriente de fotografía que impacta por la calidad de la impresión de las imágenes. Las fotos, obviamente, son la razón de ser de todo; sin embargo, Mc Phail seleccionó un conjunto en particular de la producción de Cowrie, quien trabajó más de 25 años en el diario Unomásuno.
Son las que captan a tres presidentes mexicanos: José López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid (1982-1988) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). El punto de partida es “la imagen como concepto analítico, concebido como documento social que guarda anatomía frente a la palabra escrita”, escribe la historiadora del arte Mc Phail.
Percepción alineada a un preciso momento
Las imágenes elegidas “se analizan a la luz de la iconografía y la iconología del poder, por tratarse de tres representantes del ‘poder casi absoluto’ de los tres presidentes mencionados, integrantes del PRI, cuya hegemonía perduró en México durante más de 70 años, desde 1929 hasta 2000”, agrega Mc Phail.
Tampoco es sólo eso, porque incluye el capítulo Fotoperiodismo: antecedentes e influencias estéticas. En ello, la investigadora presenta datos sobre la presencia de mujeres en dicha actividad en México, “con la intención de delinear el contexto en el que surgió y se desarrolló” esta disciplina en Cowrie.
En 2016, Cowrie donó su archivo fotográfico al Instituto de Investigaciones Estéticas, de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde Mc Phail lo estudió.
Basta decir que a Cowrie le sorprendió el libro: “Un fotógrafo no puede cubrir Presidencia sin estar consciente de lo que hace; sin embargo, jamás me imaginé que después de tantos años valdría la pena una investigación académica al respecto.
“El estudio de Elsie me abrió nuevas enseñanzas y descubrí cuáles fueron mis conexiones subconscientes con todo lo demás que he retratado. Ella hace hincapié en que retraté a los presidentes con tal expresión corporal, agilidad o movimiento. Claro, como me he dedicado también a fotografiar danza, de alguna manera enfoqué eso a una dinámica que, al mismo tiempo, ejercía como fotógrafa de las artes escénicas”.
La entrevistada detalla: “En el fondo no puedes estar consciente de todo, porque la fotografía se toma en un mínimo de segundos, y en ese instante, en tu mente, toda la percepción del momento tiene que estar alineada, sin una sola duda, en tu cerebro. Son muchas cosas que se conjugan subconscientemente en ese tiempo en el que haces clic, aunque a la vez de modo consciente. De lo contrario harías clic en cualquier otro momento, antes o después, o no lo harías. Ese es el impacto visual para el que hay que estar preparado. Si no tienes amplia cultura, conocimiento y agilidad para captar todo esto, estás fuera de escena”.
–¿Qué le dejó el fotoperiodismo?
–Me dejó una gran escuela, un panorama de cómo entender las realidades, porque siempre estás frente a una realidad y la tienes que congelar en un clic. Esto es tener la atención al ciento por ciento, y estar en el momento preciso del lugar exacto. Es una escuela que aplicas, luego, en las demás circunstancias en tu vida. Es una academia que sólo se aprende en la calle, en los hechos.
De acuerdo con Cowrie, hay que tener “carácter y firmeza para decidir que el clic es ahora”, ni un segundo después o un segundo antes. Esto es una determinación que “se aprende, se practica y se ejerce”.