Ciudad de México. A sus 96 años, Ignacio López Tarso prefiere memorizar sus “difíciles textos” shakesperianos o clásicos, de madrugada, “en el absoluto silencio de mi estudio, donde paso mucho tiempo” porque “soy un actor que cuenta historias de gran calidad”.
Mi vida, sostuvo el histrión, es el teatro. “Me hice actor para ser de teatro; porque cuando estudiaba todavía no había televisión en México; ya en 1950 entré muy pronto a la pantalla chica y conocí a don Emilio Azcárraga Vidaurreta, un hombre de gran empuje y visionario” que sentó las bases de lo que ahora es un poderoso medio de comunicación.
López Tarso, quien charló con La Jornada vía Zoom, a propósito de su “magnífico regreso” al escenario, con la obra Una vida en el teatro, luego de dos años de inactividad, se dice optimista tras haber recibido su segunda dosis de la vacuna y motivado por volver a sentir la energía del público el 3 de julio, en el teatro Ocampo, de Cuernavaca, Morelos, donde estará acompañado por su hijo Juan Ignacio Aranda. “Estamos a punto de volver, a lo que es el teatro, de verdad”, sostuvo el actor quien se mantiene activo y celebrando 73 años de trayectoria.
Las dos funciones presenciales en el recinto morelense, así como las que seguirán por diversos estados del país, son un aliciente para el actor, pues “la presencia del público es lo que hace atractivo al teatro”.
Luego de haber protagonizado cinco streamings en dupla con Aranda, afirmó: “Uno no se acostumbra nunca a lo virtual, a no tener a los asistentes; uno sabe que te están viendo, pero nosotros no los vemos y eso nos quita ese gran estímulo, porque aunque permanecen en silencio, la evidencia de que están ahí, hace que el actor se emocione, disfrute y goce estando sobre el escenario”.
Así, prosiguió, “he gozado yo el resto de mi vida, con el público presente en una sala de teatro; he recorrido casi todos los teatros del país y los de la Ciudad de México; tuve la fortuna de inaugurar alrededor de 60 recintos que construyó el Instituto Mexicano del Seguro Social, con una inversión inmensa y maravillosa. Nunca el teatro tuvo tal apoyo de parte del Estado; entonces se forjó el teatro popular, con funciones en plazas al aire libre, donde se presentaron Edipo Rey o El tío Vania, de Antón Chéjov”.
Sobre en qué momento se encuentra, López Tarso no dudó y subrayó que está entusiasmado por volver a los escenarios, “trabajando directamente para el público; eso es lo que sueña un actor; comunicarse con los asistentes y sentir su reacción inmediata, los aplausos, casi oír su respiración y los latidos de su corazón cuando el recinto está en silencio, eso es maravilloso”.
Lo mejor, “es que la pandemia está cediendo y espero estemos cerca de lograrlo para regresar a una normalidad, lo más cercana a la que teníamos antes”.
Subrayó: “Lo más importante es que se recupere la economía, que los mexicanos tengan trabajo y qué llevar a la familia, lo indispensable, que es comer y asistir a la escuela. Espero que el futuro sea mucho mejor, que vengan tiempos mejores, luego de esta terrible crisis”.
Ignacio López Tarso, podría ser considerado un récord Guinness, pues “no existe ningún actor de 96 años, en activo, que en plena pandemia haya hecho seis streamings; tan sólo en 2016, hizo tres obras y estuvo de gira; además a lo largo de dos semanas ofreció 20 funciones, más que cualquier actor”, comentó Juan Ignacio Aranda.
En la biografía de López Tarso, destaca que es uno de los actores mexicanos más reconocidos en todo el mundo y suma en su carrera más de mil programas unitarios, series y telenovelas como La Tormenta, El Carruaje, Senda de Gloria, Imperio de Cristal; además grabó ocho LP, con 100 corridos como: Zapata, Villa, Benito Canales, El Desertor, La Maquinita y Valente Quintero y ha recibido más de 200 premios nacionales y extranjeros.
Prestó su voz en el doblaje del abuelo en Hotel Transylvania y ha protagonizado más de 50 películas, entre las que destacan, Macario, El Hombre de Papel, El Gallo de Oro, La Vida Inútil de Pito Pérez, Nazarín, Pedro Páramo, y recientemente Más sabe el diablo por viejo.
Mientras que para teatro “su gran pasión” ha interpretado más de 100 obras como Edipo Rey, Hipólito, Macbeth, Otelo, El Rey Lear, El Avaro, Cyrano de Bergerac, Querido Embustero, Drácula, 12 Hombres en Pugna, Macario, Elsa y Fred, La Tempestad, El Cartero, Un Picasso, Aeroplanos y El Padre, entre muchas otras.
Ahora con Una vida en el teatro, de David Mamet, dirigida por Salvador Garcini, “volveré con mucho entusiasmo, porque estoy recuperando el texto, la intención de la obra, preparándola con mi hijo para que sea de interés y más breve”. El 3 de julio habrá dos funciones, a las 18:30 y 20:30 horas en el Teatro Ocampo y también habrá transmisión por E-Ticket.