Roma. La célebre bailarina y coreógrafa italiana Carla Fracci, quien actuó entre otros con Rudolf Nureyev y Vladimir Vasíliev, murió ayer a los 84 años en su casa en Milán, donde inició su carrera en La Scala.
“El teatro La Scala anuncia conmovido la desaparición este jueves de Carla Fracci en su casa de Milán. El teatro, la ciudad, la danza pierden a una figura histórica y legendaria, que ha dejado una huella muy fuerte en nuestra identidad y que hizo una contribución fundamental al prestigio de la cultura italiana en el mundo”, anunció el renombrado recinto.
Carla Fracci nació en Milán el 20 de agosto de 1936; estudió en la prestigiosa escuela de danza del Teatro La Scala de Milán, convirtiéndose, desde 1958 en su principal bailarina.
Célebre por sus papeles en Romeo y Julieta, de John Cranko, y Elvira en Don Giovanni, de Leonid Massine, actuó con las compañías de danza clásica más importantes, entre ellas la de Londres, el Royal Ballet, el de Stuttgart y el del Teatro Americano.
Delgada, delicada, vestida siempre de blanco, Carla Fracci fue descrita como “la eterna niña danzante” por el poeta y Nobel italiano Eugenio Montale. Charles Chaplin le dijo en una ocasión: “Eres espléndida”, contó ella misma en varias ocasiones.
En el curso de su larga carrera pisó los escenarios más prestigiosos del mundo, viajó incansablemente y recibió premios y ovaciones en todas partes.
Bailó con bailarines de la talla de Nureyev, Vasíliev, Baryshnikov hasta el joven Roberto Bolle.
Entre los espectáculos que quedarán en la memoria colectiva figura su interpretación de Giselle, con el que pasará a la historia de la danza por su fuerza.
“Crecí entre campesinos, cerca a Cremona, libre, entre mucho afecto y necesidades concretas. Por eso tengo los pies bien plantados en la tierra, por mis raíces”, contó en alguna entrevista concedida a la televisión italiana.
“Se fue un monumento nacional, un mito de la danza”, escribió el diario La Repubblica al dar la noticia.
“La más grande. Divina y eterna. Llena de amor por la danza, de nuevos proyectos, de ideas para toda la vida, con la ilusión de una veinteañera. El mundo de la cultura de Italia te estará agradecida por siempre”, reaccionó en un tuit el ministro de Cultura, Dario Franceschini.
La bailarina murió de un tumor diagnosticado desde hace tiempo. La Scala dispuso la cámara ardiente y hoy se celebrará su funeral en la iglesia de San Marcos de Milán.
Fracci mantuvo una estrecha relación con el teatro milanés que la formó, pese a algunos altibajos. Entre sus últimas apariciones ante el público figura la clase magistral que impartió el 28 y 29 de enero con bailarines de La Scala, a la que se puede acceder a través Internet.
Casada desde 1964 con el director de teatro Beppe Menegatti, con quien tuvo un hijo, Francesco, fue elegida en 1981 prima ballerina assoluta por New York Times.
Fue también directora del ballet de la Arena de Verona, de 1995 a 1997, y luego del Ballet de la Ópera de Roma, en 2002.
En 2004 fue nombrada embajadora de buena voluntad de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación para sus campañas contra el hambre en el mundo.