Padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa marcharon del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez, como parte de la octogésima acción global para demandar la presentación con vida de los jóvenes.
La jornada se llevó a cabo en medio de protestas y repudio por la vinculación a proceso y prisión preventiva que un juez impuso a 17 estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumactzá y a dos indígenas desplazados del municipio de Chenalhó, detenidos el 18 de mayo cuando bloqueaban la carretera San Cristóbal-Tuxtla Gutiérrez.
Al cumplirse seis años y ocho meses de la desaparición de los normalistas en Iguala, Guerrero, los padres de los 43 partieron del monumento de la victoria alada poco después de las cuatro de la tarde, acompañados por otras organizaciones, como la Asamblea Nacional Popular y estudiantes de normales rurales, como la de Mactumactzá, quienes señalaron que si las autoridades no liberan a sus compañeros, impedirán que se realicen las votaciones en Chiapas.
“Dejamos claro al gobierno que si no hay liberación, el próximo 6 de junio, en el estado no va haber elecciones; que quede claro. Las normales rurales no están dispuestas a sufrir más represiones, hostigamiento, por el contrario, que haya justicia para nosotros, normalistas rurales, que lo único que buscamos es superarnos. No permitiremos que las autoridades quieran desaparecer las normales rurales. Al gobierno no le importa usar la fuerza para callar o reprimir la voz del pueblo”.
Como cada día 26, cuando los manifiestantes llegaron al antimonumento a los 43 hicieron un pase de lista por los ausentes.
En la actividad participaron padres de alumnos de Mactumactzá, presos en el penal del Amate. Pidieron al Presidente de la República que sean liberados sus hijos, “porque no son delincuentes”.
Uno de los padres indicó: “Soy un campesino y a mi hijo lo enseñé a trabajar en el campo. Él sabe hacer lo que yo sé hacer. Lo encaminé a esa escuela por el motivo de ser pobre, porque a un campesino nunca le alcanza para poder darle a un hijo para estudiar en alguna universidad pública o privada, por eso, el delito más grande hoy en Chiapas es ser pobre, por manifestarse de manera organizada y pedir los apoyos que se requieren, los estudiantes están encarcelados, lo único que pedían era un examen presencial porque en mi pueblo, donde vivo, no existe Internet”.
Rosvita, madre de otro normalista detenido, pidió la liberación inmediata y sin condiciones de sus hijos. “Por ser pobres los reprimieron. Como mamá me siento decepcionada de las autoridades. Le pido al Presidente que libere a los muchachos. Que se ponga la mano en el corazón, porque él también tiene hijos y que también tenga compasión de nosotros como mamás”, añadió con voz entrecortada.