San José. Ocho personas murieron en un tiroteo ayer en instalaciones ferroviarias de esta ciudad del estado de California. El atacante, un ex empleado de la compañía de trenes, se suicidó, informó la policía local.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró: “la vicepresidenta Kamala Harris y yo hemos sido informados sobre la horrible tragedia que tuvo lugar esta mañana en San José. Una vez más, llamo al Congreso a tomar medidas inmediatas y prestar atención al llamado del pueblo estadunidense, incluida la gran mayoría de los propietarios de armas, para ayudar a poner fin a esta epidemia de violencia armada en Estados Unidos”.
“Puedo confirmar ocho decesos hasta ahora, y que el presunto agresor fue declarado muerto”, indicó Russell Davis, del Departamento de Policía del condado de Santa Clara, quien advirtió que el número de fallecidos podría aumentar.
Además, varias personas sufrieron heridas en el ataque en San José, donde se ubica el centro tecnológico de Silicon Valley con alrededor de un millón de personas al sur de San Francisco.
El presunto atacante, identificado como Sam Cassidy, era empleado de la Valley Transportation Authority (VTA), entidad pública que también ofrece servicios de autobús y de otros transportes suburbanos, y que cuenta con unos 2 mil trabajadores.
Davis señaló que se desconocen los motivos de la matanza perpetrada cuando se realizaba una reunión sindical con al menos 80 empleados.
Las autoridades también investigaban el incendio en una casa ocurrido poco antes del tiroteo, señaló Davis. Según registros públicos, Cassidy tenía una casa de dos niveles a la que los bomberos acudieron ayer en la mañana.
Varias personas recibieron tratamiento médico en el área del tiroteo, aseguró el alcalde de San José, Sam Liccardo.
“Nuestros corazones están dolidos por las familias de aquellos que hemos perdido en este tiroteo”, publicó en su cuenta de Twitter.
“Nuestros pensamientos y nuestro amor están con la familia de VTA”, comentó el presidente de la junta directiva, Glenn Hendricks.
Biden ordenó colocar las banderas a media asta, y lamentó tener que hacerlo unas cuantas semanas después de los tiroteos masivos en los centros de masajes de Atlanta y sus alrededores; en una tienda en Colorado; en una casa en Rock Hill, Carolina del Sur y en una instalación de FedEx en Indianapolis.
La reforma a la ley para la posesión de armas enfrenta la oposición del Senado, y no sólo por la mayoría del Partido Republicano en esa cámara, sino también por la de algunos congresistas demócratas, como Joe Manchin.
La última iniciativa demócrata contempla una revisión y medidas más estrictas respecto de la verificación de los antecedentes penales antes de poder obtener un arma de fuego, incluso si la venta se da en el ámbito privado, o por parte de vendedores sin licencia.
En un Senado fuertemente dividido, el voto de calidad de su presidenta, la vicepresidenta Harris, es fundamental para sacar adelante los proyectos del gobierno.
El mes pasado Biden calificó la violencia con armas de fuego en Estados Unidos de “epidemia” y “vergüenza internacional”.
Los homicidios se incrementaron en Estados Unidos en 2020. Se reportaron más de 43 muertes relacionadas con armas de fuego el año pasado, incluidos suicidios, de acuerdo con datos del Gun Violence Archive.